fabian | 05 Abril, 2012 10:05
Fue en el artículo Vagando por Mallorca, publicado en el ABC del día 13 de agosto de 1913 cuando Miguel de los Santos Oliver anuncia el proyecto de Azorín de publicar un libro que recoja textos descriptivos sobre los paisajes de España. Y, en referencia a los de Mallorca indica la dificultad basada en la variedad de los paisajes isleños: "Diríase que la naturaleza se ha empeñado en ofrecer allí una colección de trozos selectos, como una verdadera antología del paisaje. Y esta es la dificultad con que habrá de encontrarse mi ilustre compañero Azorín, en la recopilación de textos que proyecta acerca de El paisaje español visto por los españoles".
Tras un buen comienzo del artículo, éste se desvía al plantearse los motivos sobre el desconocimiento que en la Península se tiene sobre el archipiélago balear, "las islas adyacentes". Y es esta inquisición, en principio secundaria para el tema inicial sobre textos descriptivos del paisaje isleño, la que adquirirá primacía en el discurso, tanto en el artículo publicado el día 18 de agosto de 1913, titulado El Estado y las Baleares, como en el publicado el día 26 de agosto de 1913, El esfuerzo privado o en Tierra de optimismo (29/08/1913) ; artículos que portan el antetítulo "Las islas adyacentes", interesantes, pero desviados de la intención primera y de mi intención en seguir los escritos de Azorín sobre las islas. En esos artículos, el que, en parte, habla algo sobre escritores que hayan publicado algún texto sobre Mallorca, es el último, que paso a reproducir:
Las islas adyacentes
Tierra de optimismo
Para terminar con este resumen de la transformación de Mallorca, apenas sospechada de los españoles continentales, hay que hablar de las comunicaciones marítimas y de! notorio y rápido incremento que han experimentado de pocos años á esta parte. Cosa .de ochenta van transcurridos desde que se inauguró el primer vapor entre Barcelona y Palma. Fué allá por 1834. En las páginas de El Vapor — un periódico de Barcelona dirigido por López Soler, donde aparecieron los primeros ensayos de Piferrer y Milá, y donde se publicó la famosa oda "A la patria", de Aribau, que señala el renacimiento poético de Cataluña —, en ese periódico encontré hace algún tiempo la reseña de aquel primer viaje y el anuncio de los sucesivos. Tratábase de un buque de ruedas, no mucho más grande que los antiguos faluchos correos, ó que un buen remolcador de ahora; y, sin embargo, pareció á nuestros abuelos algo así como un Leviatán.
No tardó en presentarse la competencia, y esa competencia entre dos empresas sucesivamente renovadas, modificadas, disueltas, pero siempre substituidas por nuevas rivales, se ha perpetuado tradicionalmente, inexorablemente, hasta hace poco. La actual compañía naviera Isleña Marítima consiguió reunir todos los cabos sueltos y unificar las fuerzas desperdigadas, acabando con un estado de lucha económica, cuyos beneficios para el público no llegaron; á compensar los inconvenientes y hasta los peligros que entrañó, retardando en cambio la hora de la consolidación y organización definitivas.
Realmente, el sistema de comunicaciones por mar es el alma y la esencia del desenvolvimiento de Mallorca. La divulgación, de sus bellezas nace con la navegación á vapor y crece con ella. Dos ó tres años después de implantada, George Sand y Chopín emprenden su memorable viaje, que.se remonta al otoño de 1837. Al cabo de otros dos años, Piferrer y Parcerisa suben al mismo vapor vetusto, para describir y estilizar la isla, románticamente, en las páginas y. litografías de los Recuerdos y. bellezas. Casi seguidamente, en 1843 ó 44, Rubió y Ors — el Gayter del Llobregat, el precursor de la poesía catalana moderna -—, se embarca también y va á inspirarse en la paz campestre y dulce de aquella. Mallorca romántica y contemplativa, cuyo eco perdura en.sus ingenuas estrofas. Allí le encuentra todavía D. Juan Cortada, y esa misma paz, ese mismo encanto indefinible y silencioso, sobreviven en la prosa de su Viaje, .graciosamente arcaica para un lector actual, como las levitas de campana y el corbatín de tres vueltas. y el cabello levantado en flámula sobre la frente de esos mismos viajeros, según aparecen en los dibujos de la época, bajo un sauce ó alumbrados por una antorcha, en un claustro medio derruido...
Setenta años han pasado desde entonces. Infinidad de viajeros de otras generaciones han desfilado por la isla. El turismo organizado empieza á tomarla por su cuenta. Una nube de pintores, guiados por el ejemplo de tres ó cuatro maestros ilustres, la invade anualmente para buscar renovación de paleta, cambio de escenario, mutación de valores estéticos. Y allá, en el embarcadero de la puerta de la Paz, de Barcelona; enfocando la Rambla, tocando el mismo monumento de Colón, aguardan acicalados y pulcros, los nuevos buques de la Compañía, los esbeltos steamers del tipo Jaime I - Jaime II, Miramar. Los dos ó tres barcos antiguos, la añeja expedición semanal ó bisemanal se han convertido en una gallarda flota de once ó doce vapores, blancos y perfilados.de oro, cuyo número.aumentará todavía á no tardar, y en uii itinerario de seis viajes .semanales de ida y otros seis viajes de vuelta entre Mallorca y Barcelona, con más las expediciones á Valencia y á Alicante, que hacen por completo diaria la comunicación.
Para conseguir todo eso, claro es que se necesita el factor propicio del tiempo y las circunstancias; pero también se requiere la mano y la voluntad de un hombre, de un conjunto de hombres. Y justo es señalar, en un país como España, no sobrado de iniciativas, y sobre todo, falto de perseverancia para insistir en ellas, la presencia de ese hombre, de esos hombres, en D. Sebastián Simó, naviero director de la Isleña, y en la Junta de gobierno que preside el .respetable jurisconsulto D. Pedro Sampol. He dicho antes de ahora que los mallorquines son, generalmente hablando, grandes trabajadores, aunque á veces no sean "activos". Pero Simó es activo y trabajador, todo en una pieza; y en más de una ocasión, enterándome por los periódicos de sus idas, venidas, gestiones y comisiones incesantes, he reído para mis adentros, pensando en las caras agridulces y en las maldiciones sofocadas que allá, en los negociados y taquillas de los ministerios de Madrid, han debido saludar su aparición, tan jovial y simpática siempre.
Pues bien; esos hombres incansables que el burócrata recibe con un gesto de contrariedad, y que producen pánico en las oficinas públicas, son los que realmente impulsan el progreso, y en nombre de la sociedad viva acuden á sacudir la modorra del Estado inerte. Son el madgyar, el fantasma, el espectro temido de las covachuelas; y gracias á ellos, el carro de la Administración no se atasca del todo, y anda alguna vez con relativa velocidad. Dígalo, si nó, el.arreglo actual de las comunicaciones marítimas. En este punto acaban de combinarse, por lo que á las islas se refiere, la eficaz ayuda del Estado y la vitalidad misma del país. Porque hay dos maneras de aprovechar el auxilio oficial: cuando se pide in articulo mortis, como inyección de jugos vitales para crear un poco de resistencia ficticia,.y entretener el hambre y la consunción, y cuando responde á las ansias, necesidades y potencia de mejora que laten en una región, en una comarca, en una localidad. En el primer caso, se trata de una dádiva ó limosna sin remuneración posible: de un acto de beneficencia. En el segundo, de un adelanto reproductivo, bien así como la mejora de un predio ó la ampliación de una fábrica, cuyos rendimientos amortizan muy pronto la inversión.
En esta categoría han de considerarse incluidas las relaciones de Mallorca con el presupuesto de la nación. La isla se basta por completo á sí misma y todo lo que ha hecho y hace actualmente en el sentido de su avance y prosperidad tiene una base propia. Mucho nos quejamos de la falta de nacionalización en la economía española: de las grandes empresas, industrias, explotaciones mineras, ferroviarias ó de tranvías, y de las grandes masas de Deuda pública acaparadas por extranjeros, con la consiguiente emigración de los beneficios. Sin embargo, la economía de Mallorca no sólo es nacional, sino rigurosamente local y autónoma. Todo el conjunto de sus empresas y de sus instituciones, toda su organización industrial y mercantil, todas sus deudas y empréstitos, locales, descansan sobre la misma riqueza del país y no han necesitado auxilio extranjero, ni siquiera auxilio de la banca del continente ni de otro capital español.
Ahora mismo, y en una sola semana, acaban de cubrirse holgadamente dos suscripciones de importancia: un empréstito municipal para adquirir en íntegra propiedad el manantial llamado Fuente de la Villa, y resolver de una vez el abastecimiento de aguas, con todas las necesidades del nuevo ensanche.y urbanización; y otra emisión de acciones para dotar á la ciudad de una red de tranvías eléctricos, urbanos y suburbanos, substituyendo el ya anticuado de tracción animal. Pues esto mismo ocurre con todo lo demás: líneas de ferrocarriles, flota de.vapores, Sociedades de crédito, fábricas, minas, hoteles, casinos, teatros, y, en suma, con el utillage completo de su vida moderna en lo económico y en lo social.
Y valga todo lo dicho como bosquejo apresurado de esas remotas adyacentes y del instante de actividad que nos ofrece la principal de ellas, orientada hacia el porvenir, hacia la confianza en sí misma, hacia la tracción del mundo que viaja, estudia y siente. Esa relativa prosperidad material tal vez haya amortiguado un poco la antigua fertilidad intelectual y poética,.el viejo encanto arqueológico de la isla dorada, y es preciso reconciliarse con ellos, porque de ellos vino el impulso y la iniciación. De todas maneras conviene que España conozca, más á conciencia que hoy, ese microcosmos de Mallorca, tierra de alegría y optimismo, que no participa de la depresión de espíritu del continente ó le alcanza sólo por reflejo. En fin; si toda la parte pobre y lúgubre de la Península se alzara á ese nivel, pudiera decirse que el problema español estaba virtualmente resuelto.
Miguel S. OLIVER
ABC, 29 de agosto de 1913
En fin, se empieza hablando del paisaje y se acaba haciéndolo de política; una lástima.
Bueno, pues ahora me queda volver a Azorín, cuatro años después de que Oliver anunciara el libro sobre los paisajes.
Azorín en Mallorca
El viaje
Paseo por Palma
Valldemossa y Sureda
Con el señor Maura
De Valldemossa a Sóller
Deseo
Mallorca (La Vanguardia, 10/04/1917)
Recuerdos de Mallorca (La Vanguardia, 12/09/1911)
M.S. Oliver: Los paisajes
Oliver: Tierra de optimismo
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