fabian | 04 Novembre, 2014 19:48
Joan Carles Cirer Costa, profesor e investigador sobre turismo tiene una interesante obra sobre el tutrismo balear (obra); es una lástima que su tesis doctoral (Els orígens de l’èxit turístic balear: c1850-1936 no esté en Internet, así como sus artículos o estudios en Documenta Balear.
En Internet sólo he encontrado un artículo titulado De cuando el paquete turístico constituía un elemento de innovación turística (2009) cuyo resumen dice así:
En este trabajo presentamos un ejemplo histórico de innovación radical por partida doble, ya que el fracaso de un proyecto rupturista. un hotel de gran lujo en la España de 1903, indujo la introducción de una segunda innovación, los paquetes turísticos. Analizamos aquí los elementos novedosos que se derivaron del primer gran proyecto empresarial español enfocado a sa tisfacer la demanda de turismo vacacional europeo.
El "gran hotel de lujo en la España de 1903" es el Grand Hotel de Palma realizado por Joan Palmer Miralles (1849 - 1920), quien al regresar de Uruguay con una fortuna alcanzada fabricando calzado, la invertió construyendo el Grand Hotel y el Hotel Victoria.
El artículo de Joan Carles Cirer no se centra en los valores arquitectónicos que podemos encontrar usualmente ((wikipedia) sobre este edificio "un estableciniiento hotelero de gran lujo, sin igual en la España del momento y que se mantendría como el mejor hotel español hasta 1910. cuando fue inaugurado el Hotel Bitz de Madrid", sino que se centra en su explotación turística.
No hay que decir que Palmer no solo hizo construir un hotel de lujo con los mayores adelantos del momento (agua corriente, instalación eléctrica, ascensor, etc,) sino que contrató a personal cualificado con experiencia en el turismo extranjero. El Grand Hotel abrió sus puertas el 9 de febrero de 1903 y, sin embargo, cuatro años después constataba su fracaso cerrando en julio (¡!) de 1907 sus puertas.
"en verano los turistas visitan menos la isla"
El fracaso del Grand Hotel
La explotación comercial del hotel resultó un fracaso. Su director gerente, A. Albareda, explicó en la prensa local —que siguió los avatares del Grand Hotel con gran atención— que el negocio no funcionaba debido a la soledad de su establecimiento. Constataba el error de apreciación que habían cometido los promotores al creer que Palma de Mallorca podría atraer ricos rentistas dispuestos a pasar todo o una parte importante del invierno en la isla. La realidad era que muy pocos clientes se adaptaban a ese perfil de rentista rico e indolente que tenían en mente los promotores. Albareda constataba que ese tipo de clientela exigía mucho más que un hotelquería diversiones de primera categoría ópera, teatro, casinos, conciertos y, sobre todo, una masa crítica mínima de personas de su mismo rango social.
¿Qué había sucedido? Pues que Palmer y Albareda habían sucumbido ante la avalancha de información que les había llegado procedente de los periodistas e intelectuales locales que. en última instancia, resultó errónea. [...]
[Palmer] dejó que su principal decisión empresarial, la construcción del Grand Hotel, se desarrollara según el paradigma turístico vigente en Mallorca en esos momentos, representado por las ideas de Oliver y Amengual. muy alejadas de las que tenían los pocos malloiquines que estaban realmente en contacto con el naciente negocio turístico: los fondistas tradicionales.
La defección de Albareda y Truyols dejó a Palmer solo ante una situación ciertamente complicada ya que las cuantiosas inversiones realizadas eran de carácter hundido, de muy difícil recuperación si se decidía abandonar el negocio turístico. Palmer optó, en primer lugar, por cerrar temporalmente el establecimiento —julio de 1907— y por paralizar las obras de ampliación de su negocio que en ese momento se realizaban, consistentes en la construcción de un pequeño hotel restaurante junto al mar. —el Victoria—. Se imponía un cambio radical de estrategia.
Joan Palmer, cuando abrió el Grand Hotel, desconocía totalmente el negocio turístico, ya que su experiencia empresarial procedía de los sectores industrial y comercial. vinculados siempre a la zapatería. Pero durante los cuatro años que el establecimiento estuvo abierto en manos de Albareda aprendió con rapidez y aplicó ese conocimiento para reposicionar de forma radical su negocio.
En primer lugar, constató que las "ricas familias europeas" por las que suspiraban Oliver y Amengual no tenían el más mínimo interés en visitar Mallorca. En segundo lugar también había comprobado que el Grand Hotel no estaba vacío, si que atraía a un número creciente de clientes pero el problema radicaba en que éstos permanecían en sus instalaciones muy poco tiempo: una o dos noches, una semana como máximo. En tercer lugar, era evidente para cualquier observador avezado —y Palmer lo era. sin ninguna duda—, que las fondas tradicionales no sufrían ninguna crisis de ventas. al contrario, se iban ampliando con regularidad a la vez que mejoraban sus instalaciones.
Precios turísticos 1910Los turistas que efectivamente visitaban Mallorca —que los había—, respondían a una tipología bien distinta a la percibida inicialmente por los promotores del Grand Hotel. No eran potentados sino profesionales cualificados —médicos, profesores, funcionarios— que ahorraban una parte de sus ingresos para gastarlos en un viaje. Este tipo de clientes no podían asumir la factura de los hoteles de gran lujo ni apreciaban en exceso los servicios que ofrecían este tipo de establecimientos, ya que querían ver cosas en sus viajes, querían contemplar paisajes, ver monumentos, introducirse en las cuevas. Se trataba de un turismo mucho más activo que el tradicional —que dedicaba la mayor parte de su tiempo a permanecer en el establecimiento cultivando la vida social— y que no tenía tiempo de disfrutar de las costosas atenciones que dispensaba un hotel de gran categoría a sus clientes.
Los nuevos turistas deseaban ver cosas.sobre todo, deseaban ver todo aquello que aparecía descrito en la abundante literatura de viajes que se generó a lo largo del siglo XIX. [...]
Este fracaso inicial hizo que Palmer modificara el proyecto del Gran Hotel y del turismo en Mallorca ofreciendo ya un hotel digno, ya no de gran lujo, que ofrecía actividades, excursiones, medios de transporte, etc. a precios más asequibles.
Una nota que me ha interesado quiero añadir. En 1913, cuenta Joan Carles Cirer, se celebró una "Exposición Balear Permanente" por parte del Club Mallorca "empresa había nacido unos años antes dedicándose a la organización de excursiones por la Sierra de Tramontana. Ese año amplió su oferta al sector turístico a través de una galería para turistas, un local en el cual los visitantes podían adquirir todo tipo de productos típicos de la Isla: vinos, licores. bordados, etc. A la vez esta entidad actuaba ya como una agencia de viajes receptora moderna: representaba diversos hoteles locales, organizaba excursiones, vendía entradas para las cuevas con antelación. facilitaba guías e intérpretes y alquilaba todo tipo de inmuebles específicamente a turistas."
Muy buen artículo de Joan Carles Cirer que invita a conocer una historia que desconozco: la del turismo en Mallorca.
Las dos imágenes de este artículo las he recogido de Temporada turística de Mallorca al 1907 y Qué costava venir de turista a Mallorca a l'any 1910?, ambas de Les Finestres del Temps.
La imagen que reproduce los precios hoteleros de 1910, tal como indica el blog indicado, es una página de un folleto de 40 páginas realizado por la Cámara de Comercio de Palma titulado "Exposición de Productos de Baleares", impreso por J. Tous y digitalizado en forma de fotografías por la Universitat Pompeu Fabra.
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