fabian | 27 Agost, 2007 19:26
He encontrado una revista on line dedicada a la Semiótica, el estudio de los signos. Su título es Signa Revista de la Asociación Española de Semiótica y he abierto el primer número, del año 1992, dedicado al para mí desconocido pensador Charles Sanders Peirce (1839-1914) y me he introducido en el artículo: La semiótica triádica de Peirce y su aplicación a los géneros literarios, escrito por Dinda L. Gorlée.
Árido, difícil y complejo; lo cual significa que puede llegar a ser interesante y bueno. Siempre la primera dificultad de cualquier materia es el léxico. Su conquista; es decir, su comprensión y conocimiento, es el primer paso, imprescindible y fundamental para la comprensión futura de la materia. Y este primer paso, el del léxico, es siempre árido y complejo. Bien, pues el señor Charles S. Peirce requiere un léxico específico para su obra, indicativo de ser un autor singular algo ajeno a las corrientes de su tiempo. Yo me siento atraído hacia la obra de estos personajes ajenos a las modas y que crean un pensamiento propio y distanciado.
La curiosa postura del ángel centró la atención y la Virgen recibe el nombre de la Virgen de la rana, en la Lonja de Palma que pronto se restaurará
El calor hoy es agobiante y sobre la ciudad y la isla un cielo gris sin nubes de aire cálido cargado de arena del desierto y humedad dificulta la lectura atenta y el pensamiento. He realizado una primera lectura de acercamiento hacia un texto que requiere recoger anotaciones pues las definiciones y clasificaciones son difíciles y la escritura ayuda a recapacitarlas. Pensamos en signos, no podemos hacerlo sin ellos y la vida no es sino una secuencia de inferencias, una serie de pensamientos.
Charles S. Pierce no tuvo estudios académicos y vivió ajeno a la Universidad. Trabajó durante treinta años en una empresa sobre servicios geodésicos hasta que recibió una herencia que le permitió retirarse a Milford, Pennsylvania, donde continuó escribiendo su obra hasta su muerte ya en un estado de pobreza. Su aislamiento era casi total y no expuso a discusión sus ideas, por lo que su obra se fue haciendo cada vez más especulativa, impenetrable y oscura. Fue un hombre incomprendido y desconocido. En los años treinta del siglo XX se descubrió su obra que fue parcialmente publicada. En los años 80 se inició - dice la autora del artículo - el intento de publicar lo fundamental de su obra en 30 volúmenes, ya que la totalidad ocuparían más de 60. En la fecha de publicación del artículo, año 92, había cuatro volúmenes.
El número 1 de la revista Signa, dedicado a este pensador, está muy relacionado con la Literatura, ya que la mayoría de las ponencias y comunicaciones aplican los conceptos de Pierce a los estudios literarios.
Mientras escribía estas líneas, bandadas de aves regresaban hacia la ciudad; atravesaban el cielo gris al tiempo que la luz solar desaparecía. Ahora ya debo encender la luz eléctrica para poder acertar con el teclado y dejo en estas líneas más el deseo de conocer algo sobre este pensador que ninguna idea clara sobre su desarrollo conceptual.
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