fabian | 14 Juny, 2006 17:57
Una ciudad guarda otras ciudades dentro de ella. No me atrevo ahora a decir que las ciudades interiores sean parte o reflejo de otros lugares geográficos - lo cual sería interesante averiguar -, sino que guarda parte de las antiguas. En la parte antigua de la ciudad tiras una pared o excavas unos metros y puedes llevarte un susto que te paralice la obra durante largo tiempo al hallarse un lienzo de una muralla antigua o unas vasijas o restos de un antiguo cementerio. Todo es posible.
Lo que no es habitual es que en una fotografía puedas captar elementos antiguos muy dispares. Y éste es el caso de hoy y que merece ser explicado.
Tras la segunda arcada que vemos a la izquierda se encontraba el mar. Ahora hay un parque con un estanque y palmeras. Tras la puerta semiabierta de la derecha podemos ver una muralla almenada. Era la muralla medieval de la ciudad. Muralla que hoy día nos parece sumamente sencilla.
El arco último que vemos a la izquierda tras el cual hay un parque con unas palmeras - parque construído sobre el mar - es una puerta de la ciudad de Palma. Corresponde a la muralla renacentista de la ciudad. Ya esta muralla es mucho más compleja: paredes dobles, reforzada, con un amplio espacio sobre el arco de la puerta.
Entre una muralla y otra hay un descubrimiento, una tecnología novedosa en su momento que obligó a las ciudades a reconstruir sus antiguas murallas medievales. Ese descubrimiento, esa tecnología nueva fue la pólvora y, con ella, las armas de fuego. Ante los cañones, las murallas medievales eran insuficientes y se tuvieron que construir nuevas murallas más fuertes y rígidas que permitieran nuevos sistemas defensivos.
Murallas de Palma de finales del siglo XIX (grabado)
Cuando yo realizaba mis primeros estudios, en los años 50 - 60, no había bolígrafos. Escribíamos con plumillas de acero y tinta. Los tableros de los pupitres presentaban un círculo vacío en el que se colocaban unos tinteros de cerámica blanca en los que, empapadas en la tinta, metíamos las moscas que cogíamos. Luego vinieron las estilográficas, los bolígrafos, los rotuladores y los ordenadores. Así que en mi vida, como en la fotografía, hay también dos tecnologías importantes que dan origen a dos construcciones muy diferentes. Pero creo que la segunda tecnología no es el ordenador. No. La tecnología que, en mi parecer modifica los sistemas no es el ordenador sino la Red: Internet, la comunicación. Claro que Internet y el ordenador tienen una misma base: el soporte digital.
Aún no he construído esa nueva muralla que necesito. Mi mente todavía está en el tiempo de la plumilla o del bolígrafo. No llego aún a imaginar cómo debiera ser esa nueva muralla.
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