fabian | 25 Juny, 2014 16:55
La osadía que impulsa a los adolescentes y a los ignorantes y a los fabricantes de inventos y de sueños —¿acaso no son, a veces, una misma cosa?—, todo eso me empujó a llevar mi primera novela —escrita años antes, a los diecisiete— a probar fortuna en una de las más prestigiosas editoriales. Pero mi mayor osadía era no sólo llevar una novela casi adolescente a una importante editorial, sino que, encima, la llevaba escrita a mano, en un cuaderno escolar, cuadriculado, con las tapas de hule negro. (Si alguien de mi edad me está escuchando, sabrá de qué tipo de libreta hablo. Eran las libretas de la posguerra.) Yo iba a Destino cada día, con mi libretita bajo el brazo, diecinueve años y calcetines —que entonces estaban de moda a esa edad— y mi aspecto aún más aniñado del normal. Un empleado que se había fijado en mí (debía de resultar patética) se conmovió con mis pretensiones y mi libreta y me consiguió una entrevista con el director. Se trataba del novelista Ignacio Agustí, que acababa de tener un enorme éxito con su novela Mariona Rebull. Cuando vio mi cuadernito lleno de letras e “inventos”, tuvo la delicadeza de no manifestar ni burla ni extrañeza. Debo agradecérselo, era un verdadero señor. Con infinita paciencia, me explicó que debía pasarlo a máquina y que ellos la leerían, y que ya me dirían algo. Aún hoy me sonrojo recordándolo. Era la criatura más ignorante y despistada de cuanto el mundo editorial se refería. Nadie de mi entorno, ni familiares, ni amistades, conocidos o saludados (como diría Josep Pla) había tenido nada que ver con el mundo editorial. Eran lectores, eso sí, pero de la confección de un libro lo ignoraban todo. Afortunadamente, la lectura y los libros no escasearon en mi casa ni en mi familia. Cosa que he de agradecerles, porque no era muy frecuente en la España de entonces.
Pocos días después, tuve la enorme alegría —y, por qué no decirlo, el vago temor— de que la editorial Destino me contratase el libro. Eso sí, con la sorpresa de mi estupefacto padre, a quien yo no había anticipado nada de aquellos afanes, y que fue requerido para dar validez a mi contrato con su firma, pues yo era menor de edad. Animada por el éxito de aquellos primeros pasos, y enterada de la existencia del Premio Nadal —que había ganado otra mujer joven, Carmen Laforet, aunque ella era algo mayor que yo—, envié mi segunda novela, escrita a los diecinueve, con la esperanza de obtenerlo yo también. No fue así, pero tengo aún la satisfacción y acaso orgullo de constatar que quedó en tercer lugar, cuando se llevó el premio el gran Miguel Delibes.
La novela citada, llamada Los Abel, y escrita, que no publicada, a los diecinueve años, suplantó en el contrato a Pequeño teatro (que, once años más tarde, obtuvo el Premio Planeta). Y ese fue mi verdadero bautizo de entrada en el mundo editorial.
Ana María Matute: Discurso del Premio Miguel de Cervantes (2010)
Luis Alemany: Muere Ana María Matute, testigo mágico de la literatura en España (elmundo.es, 25 junio 2014)
fabian | 25 Juny, 2014 12:54
Se dice que vivimos la "sociedad de la información", pero esta afirmación me resulta harto dudosa al ver la gran desinformación que las instituciones públicas dan sobre el patrimonio histórico. Hoy día existe el gran medio, a través de Internet, que está desaprovechado.
La historia de la recuperación - redescubrimiento - de la Almudaina es muy reciente y, sin embargo, qué poco contada está. No he conseguido encontrar el libro de Francisco Estabén y me pregunto si hay alguien más que José Francisco Conrado que cuente la historia. Sólo tengo sus palabras como fuente informativa, información que debiéramos conocer quienes nos interesamos por la historia de la ciudad.
José Francisco Conrado de Villalonga: El Real Sitio de La Almudaina (1992)
En 1963 se recupera Can Berga, cerca de la plaza del Mercat, y se traslada a ella la Audencia Territorial que desde 1578 ocupaba parte del Palacio del Rey de la Almudaina. Es cuando Patrimonio puede redescubrir esa parte del recinto fortificado.
Restauraciones de 1964 a 1967:
Sala Mayor, Portal Mayor, Procuración Real y Patio de ArmasEn 1964, el Patrimonio, siguiendo indicaciones del general Franco, que conocía La Almudaina por haber ocupado el cargo de Comandante General, inició la restauración de la zona de Palacio que había ocupado la Audiencia, para habilitarla como residencia del Jefe del Estado. Esta restauración —en la que tuvo una destacada y decidida actuación Ramón Andrada, arquitecto del Patrimonio— , consistió en recuperar las salas de justicia de la planta baja de la Sala Mayor y parte de la planta superior, la fachada de levante y el Patio de Armas. Los trabajos se iniciaron con la limpieza de revocos y tabiques, se suprimieron entreplantas y se abrieron huecos originales en los muros antiguos. En el transcurso de las obras aparecieron las tres chimeneas de la Sala Mayor, iguales a las que se habían hecho en la Sala de Mallorca del Palacio de Perpignan. Se descubrieron las arquivoltas de los ventanales góticos de la época de Jaime II y surgieron los tapiales almorávides. El «Portal Major» escondido por las obras añadidas, revocos, falsas aberturas, etc., se recuperó casi en su obra original. El Patio de Armas fue limpiado de falsos estucos, lo que facilitó que aparecieran las ventanas geminadas en el mismo sitio donde estaba el balcón correspondiente En los pórticos de la Procuración Real se construyó una nueva arquería igual a la primitiva, cuya función fue solamente el reforzamiento de la planta superior. Estas obras terminaron en diciembre de 1967, fecha en la que se inicio el amueblamiento de las salas recuperadas El Palacio se abrió a la visita pública el 19 de julio de 1968.
La Almudaina en 1915, fotografía recogida en Fotos antiguas de MallorcaRestauración de 1969: el Huerto del Rey
El Ayuntamiento de Palma, en 1969, animado por los resultados de las obras del Patrimonio en la Sala Mayor y en las fachadas de levante, emprendió la difícil empresa de expropiar los edificios y terrenos del antiguo Huerto del Rey. con el fin de iniciar un proceso de restauración de la zona, Máximo Alomar, en aquellos años alcalde de la ciudad, impulsó de forma decidida aquel proyecto, que realizó con acierto el arquitecto Gabriel Alomar El convertir en jardines el antiguo Huerto del Rey suponía dejar al descubierto las fachadas de poniente de La Almudaina, cuya situación era de tal degradación que. sin duda, iba a obligar a su inmediatarestauración. Terminadas las obras del Huerto del Rey, se comenzó la restauración de la muralla de Palacio que linda con el mismo, y se iniciaron las gestiones para conseguir los recursos necesarios y las autorizaciones correspondientes del Patrimonio, Dirección General de Arquitectura, Bellas Artes y el Ministerio del Ejército, a fin de poder proseguir las obras en el Palacio del Rey y en el Palacio de la Reina.
Restauraciones de 1973 a 1979:
Fachadas de poniente de los Palacios del Rey y de la Reina, Torre del Angel y BañosEn diciembre de 1973 comienzan las obras del nuevo proceso restaurador. La situación en que se encuentra La Almudaina en esta zona es peor aún que la de las fachadas de levante, frente a la Catedral, antes de su restauración Las torres habían sido desmochadas y recrecidas falsamente; se habían abierto huecos desordenadamente y a conveniencia de cualquier necesidad; se habían instalado bajantes de aguas, desagües, chimeneas, una maraña de conducciones eléctricas, teléfonos; todo ello en la fachada. Las obras comenzaron con el derribo del edificio construido en 1542 por el virrey Cardona, entre el antiguo Alcázar [zona azul] y el Palacio de la Reina [zona roja]. Detrás de esta construcción se ocultaba la «loggia» y la alcuba del Palacio del Rey, que fueron restauradas. Se descubrió también el artesonado de la galería, extraordinaria pieza original de la época. Durante la reparación de los paramentos exteriores aparecieron los huecos originales de la muralla del Palacio del Rey, la galería y la alcuba, con suficientes labras originales como para permitir su reconstrucción.
Dado que esta parte de Palacio había sido desalojada provisionalmente, se pudo entrar en el interior de parte del Palacio del Rey, y se inició la restauración de la «Sala del Consell» y la «Sala del Estudi». Se limpiaron las paredes de falsos estucos se eliminaron cielos rasos, se macizaron huecos en los muros, se derribaron tabiques que interferían la disposición original de las salas, se recuperaron puertas y ventanas y se mantuvo la distribución del Palacio establecida por Ponç Descoll en el reinado de Jaime II. Se restauraron las escaleras de caracol de la Torre del Bany [2] y de la Tesorería; la situación de éstas era tal que en algún momento se pensó que su recuperación iba a ser imposible. En la «Torre del Esperó» [1] donde se suponía debía de haber otra escalera de caracol, apareció la «poterna» o salida secreta del Castillo, descubrimiento muy interesante, dada la importancia histórica de esta torre, cuya antigüedad puede remontarse al siglo XI.
La fachadas del Palacio de la Reina fueron limpiadas y se restauraron los ventanales primitivos, se cegaron huecos modernos, se renovaron canterías, se suprimieron aleros y se recrecieron los lienzos de las murallas y de las torres. Desapareció en esta restauración una de las dos galerías renacentistas, cuyo estado de conservación era muy malo, y, sin embargo, se pudo conservar la segunda, situada en la esquina de la fachada norte, que quedó también restaurada.
La «Torre del Angel» [14] que había sido rebajada por última vez en 1852 y que había permanecido oculta bajo los tejados hasta entonces, en 1977 empieza a resurgir. Se suprimieron añadidos, se reformaron cimientos y muros que habían sido horadados sin orden ni conocimiento del peligro que aquellas obras continuadas en sus lienzos podían suponer. Si se había necesitado un trastero, despensa, baño o puerta, se había realizado la obra sin pensar que se causaba grave daño a las estructuras o que la puerta o ventana original estaban justamente situadas alli cerca. Se comenzó la reconstrucción de la Torre en 1977, que recuperó parte de su primitiva altura —faltan aún dos plantas—. Las obras terminaron en 1979.
Desde entonces, La Almudaina ha recobrado su perfil histórico. El 8 de octubre de ese año, el ángel veleta volvió a su sitio en la Torre, del cual habia sido retirado en 1852. Posiblemente sorprenderá saber que desde hacía años no señalaba la dirección de los vientos, probablemente por rechazo a su equívoca situación, y que, desde que volvió a su posición en la Torre, para la cual había sido labrado, señala con prontitud y alegría la dirección del viento (y seguramente protege con piadoso fervor el antiguo Reino de Mallorca).
José Francisco Conrado de Villalonga: El Real Sitio de La Almudaina (1992)
Comienzo de la excavación del relleno de la muralla. 1988
Continúa la narración con "Restauraciones de 1985: Interior del Palacio del Rey, Sala Mayor", donde está prohibido hacer fotografías (¿no es absurdo?); "Obras del nuevo acceso desde la antigua Puerta del Mar. 1988" y "Restauraciones pendientes", del que recogeré unas notas el próximo día.
Gracias que Conrado de Villalonga escribió este libro. Toda esta transformación de la Almudaina debería estar en un dossier en Internet con fotografías, algún vídeo, planos, etc. para que los ciudadanos conociéramos esta historia no acabada aún. Pero no estamos aún en esa mítica "sociedad de la información" y, al paso que vamos, temo que tardaremos mucho en llegar a ella, si es que llegan nuestros descendientes.
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