fabian | 30 Maig, 2012 15:57
En este año del 2012 hay un par de celebraciones locales. La "autoritas" (no sé si el Govern o el Consell o quién) ha establecido dos: del pintor Coll Bardolet, de quien se está realizando estos días una exposición en La Misericordia de Palma y del escritor Antoni Maria Alcover. De ambos he puesto algunas entradas en esta bitácora. De Coll Bardolet En Lluc con Coll Bardolet y de Alcover subí un texto suyo sobre Quadrado Dos textos (Menéndez Pelayo y Alcover) sobre José María Quadrado. Es verdad que una celebración requeriría algo más y, en caso de ser escritor el homenajeado, tal vez lo primero sería conocer su obra, que en esto del conocimiento no estamos para tirar cohetes.
Hay, sin embargo, un bicentenario del que, parece, que nadie se acuerda. En 1812, año de "La Pepa" nació un escritor mallorquín. Pondré un punto y aparte para introducir alguna información de quien homenajeó a ese escritor mallorquín nacido en 1812.
El nombre Russell P. Sebold me sonó a desconocido cuando leí su artículo titulado Casi un Bécquer mallorquín. La Wikipedia me dio un inicio: un hispanista estadounidense nacido en 1928, especialista en el siglo XIX español. Profesor, Catedrático de Literatura Española en la Universidad de Pennsylvania (1968 - 1998), Honoris Causa por la Universidad de Alicante (1994); Correspondiente de la Real Academia Española (1993) y de la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona (1993), entre otros muchos loores. En la Biblioteca Virtual Cervantes tiene un portal con textos suyos. Bien, pues en el año 2001 publica en el ABC un artículo titulado Casi un Bécquer mallorquín.
Tanto Tomás Aguiló i Forteza (1812 - 1884), uno de los fundadores de la revista La Palma como Bécquer (1836 - 1870) escribieron en prosa y en verso. "Rimas y leyendas" y será sobre estas últimas sobre las que el hispanista Russell P. Sebold centrará su escrito:
Hoy me interesa otro paralelo entre Aguiló y Bécquer. El propio Aguiló clasifica algunos de sus relatos en prosa como «narraciones fantásticas», etiqueta que modernamente acostumbramos a aplicar a las «Leyendas» de Bécquer. Los cuentos y novelas cortas de Aguiló se publican en Palma, en 1863, precisamente en los momentos en que las leyendas de Bécquer aparecían en la prensa madrileña. Aun el título del libro de Aguiló tiene algo de becqueriano: «A la sombra del ciprés. Cuentos y fantasías». Lo mismo que en Bécquer, son numerosas en estas ficciones las escenas en iglesias antiguas y ruinas de conventos. Bajo sus bóvedas -explica Aguiló «la devoción y la poesía mezclan y confunden, sus odoríferos perfumes. [...] Y no creáis que haya necesidad de ser muy ascéticos para saborear la dulcedumbre de este recogimiento». Palabras que podrían ser del Bécquer de «Historia de los templos de España», para quien el estímulo estético de esos monumentos era lo más importante. Sin embargo, es fundamental la intervención de la fe en la solución de los argumentos de Aguiló, ora fantásticos, ora realistas. Ambos narradores revelan a la vez su deuda con la rama costumbrista del realismo utilizando términos como «boceto de costumbres», pero en tal contexto Aguiló admite otro concepto más moderno: el «cuadro psicológico».
Y a continuación, Russell P. Sebold va desmigando algunos de los cuentos, quizás debiera llamarlos "leyendas" de Aguiló:
Russell P. Sebold: Casi un Bécquer mallorquín en ABC, 14/01/2001.
En «El valle de los cipreses», cuento del que deriva el título del libro, el narrador se extravía al dar un paseo por las cercanías de Palma en una melancólica tarde de otoño, y se encuentra en el temeroso sitio anunciado en el epígrafe. De repente ve que va correteando delante de él, con un cochecito de cartón, una preciosa niña de tres años. Es su hija muerta, Pilarcita, a! parecer restaurada a la vida. La persigue, mas no la puede alcanzar hasta encontrarla tendida de espaldas en un paraje oscuro. Se desvanece la niña muerta, pero en ese lugar su padre ve una piedra con una inscripción de la que se deduce que allí en su debido momento se le enterrará a él. Aquí rige el elemento sobrenatural, pero en otros relatos aparentemente fantásticos de Aguiló la psicología es tan decisiva como el portento.
Verbigracia, en «La trapa de Andraitx», tres jóvenes elegantes, buenos amigos, calaveras, están de juerga y excursión. Se proponen visitar las ruinas del indicado cenobio trapense. Son hombres de ideas avanzadas -uno de ellos es devoto de Voltaire y Byron-; y sin embargo, las horas que pasan entre los restos del austero edificio producen en ellos un efecto asombroso, ¿de orden sobrenatural, o simplemente psicológico? El byroniano se hace monje trapense, otro que había abandonado a su esposa por una actriz vuelve a su hogar, y el tercero se casa con una viuda indigente, mayor que él, a quien por negocios turbios había privado de su fortuna.
En «La pluma acusadora» el desenlace parece producirse por causa foránea fantástica, desde el punto de vista de un magistrado milanés del siglo catorce que ha firmado la condena a muerte de un hombre honrado. Sintiéndose culpable, destruye la pluma con que firmó la condena, poro ese instrumento reaparece en su escritorio una mañana tras otra, casi volviéndole loco. El magistrado toma el hábito de San Francisco. Su esposa había estado enamorada del hombre condenado, y tras la marcha de su marido echa al pozo un mazo de plumas todas iguales. Pese a las apariencias portentosas, el desenlace se produce por la psicología del compungido y el ingenio de una mujer privada del objeto de sus ilusiones.
En otros relatos, no existe ni influjo sobrenatural ni apariencia de tal influjo, y sin embargo, su tema, su desarrollo, su ambientación nos estremecen igualmente. Tal es el obsesionante relato «Un lecho de espinas», en el que un militar muy poco diestro en el manejo de la espada y la pistola desafia a otro muy perito en todas las armas, y no obstante, se lleva la victoria. El duelista, en efecto, aterrado y temblando, le cede la mano de una dama a quien ambos aman. El poco inclinado a los duelos había hecho excavar dos hoyas en el cementerio, y simplemente se trataba de que los dos se acostasen en ellas tranquilamente entre las doce de la noche y las tres de la madrugada.
Las diecisiete narraciones de «A la sombra del ciprés» son un tesoro, y en Mallorca debería emprenderse una edición moderna.
Así acaban las palabras de este hispanista sobre el libro "A la sombra de un ciprés" de Tomás Aguiló, publicado en enero del 2001. No sé si algún editor le habrá hecho caso. No hace mucho tiempo, en Noviembre pasado, me referí a estos cuentos de Aguiló en Un halloween mallorquín y días después, en Valle de los cipreses, de Tomás Aguiló indicaba que había subido a Internet el cuento al que Russell P. Sebold se refiere en primer lugar (en Scrib).
Siendo el segundo centenario del nacimiento de Tomás Aguiló, no estaría mal que se digitalizasen todos los cuentos.
Me falta un párrafo del artículo "Casi un Bécquer mallorquín", el inicial. Ya que estoy en faena, lo copio:
EL viejo criterio historiográfíco del espíritu de los tiempos se desvirtúa a cada paso por el carácter individual de los protagonistas de la sociedad y las artes que coinciden en un determinado momento histórico. Y sin embargo, se dan a veces entre contemporáneos paralelos tan tentadores, que casi no sabríamos explicarlos de otro modo. Semejante caso es el del poeta, cuentista y pianista mallorquín Tomás Aguiló (1812-1884), alguna de cuyas «Rimas varias» (Palma, 1846) se ha considerado como antecedente de las de Bécquer. Los versos siguientes, por ejemplo, casi podrían pasar por una de las rimas irónicas del sevillano: «Tú la viste... ¡desgraciado.! / Ojalá que no la vieras, / y recibido no hubieras / tan dolorosa impresión. / Yo la vi también; ¡a ella! / y vi que un profano amante / la ofrecía susurrante / su profano corazón». Bécquer no era pianista como Aguiló, pero cuenta Julio Nombela que podía estar todo un día escuchando, arrobado, los ensayos de un amigo pianista.
Russell P. Sebold: Casi un Bécquer mallorquín (ABC, 14/01/2001)
De las Rimas Varias de Aguiló, en 'Arco viejo, arco viejo', de Tomás Aguiló enlazaba al libro digitalizado por Google Books.
Segundo centenario del nacimiento de Tomás Aguiló, del "casi Bécquer" mallorquín. No sé si alguien se habrá acordado. La mejor manera para homenajear a un escritor es leer su obra.
fabian | 29 Maig, 2012 11:25
El suplemento B@leópolis que los martes publica El Mundo de Baleares es original e importante. Sus autoras están realizando una publicación de gran valor sobre información científica y tecnológica en las islas Baleares. De gran valor porque de la mayoría de los temas y personajes que presentan no hay apenas información alternativa dirigida a la difusión general.
Sería una lástima que el acceso a los artículos no fuera posible, lo que sucede alguna vez, en un caso por no haberse publicado digitalmente como el artículo sobre Oriol de Bolós; en otros casos porque el suplemento no tiene un sistema de enlaces suficiente que una los artículos de una misma fecha.
Intento reunir aquí los artículos publicados en el primer cuatrimestre de este año 2012.
«Se conoce bastante bien el intercambio entre la atmósfera terrestre y el océano o entre la atmósfera terrestre y la biosfera, comenta Pedro Agustín Robledo, Científico Titular del Instituto Geológico y Minero de España (IGME), se sabe también con precisión el volumen de emisiones globales de CO2 antrópicas –producidas por la actividad humana– pero ¿qué relación existe entre la atmósfera terrestre y la atmósfera del subsuelo?»
«Hay una interacción directa entre ambas, que fundamentalmente se estudia en las cuevas. En estos lugares, aunque variable, el porcentaje de concentraciones de CO2 es mayor que el de la atmósfera terrestre, añade, y, por tanto su interrelación con ésta tiene que ser en consecuencia muy importante».
Elena Soto: Lo s otros pulmones de la tierra
Francisco Puig tenía la categoría de jubilado cuando llegó a Mallorca en 1788. Tenía 68 años, pero estaba empeñado en demostrar que no era un hombre acabado. La Isla le brindó la oportunidad de promover los estudios de cirugía, como siempre había defendido. Un año después, la creación de la Escuela de Anatomía y Cirugía de Mallorca consiguió importar la renovación científica que Pere Virgili había iniciado en Barcelona. [...]
Hay quien dice que la propuesta fue suya, pero Francisco Puig presumía de que el Ayuntamiento de Palma le había pedido que fundara un colegio de cirugía en nuestra Isla. Proyecto para el que obtuvo permiso en 1789, cuando se fundó la Escuela de Anatomía y Cirugía de Mallorca. El catalán pasó a hacerse cargo de la dirección. [...]
En 1793, sólo un año después de dejar su puesto como cirujano mayor en el Real Hospital de Palma de Mallorca. En 1809 un grupo de cirujanos logró que se aprobara un proyecto para convertir la Escuela de Anatomía y Cirugía en un Real Colegio. Las dificultades presupuestarias impidieron que se hiciera realidad y el centro cerraría sus puertas en 1825.
Laura Jurado: Pu ig, el cirujano renovador
Durante su vida y su carrera, Miquel Ballester asistió a la gran transformación de la meteorología. Sus inicios le vincularon a un Servicio Meteorológico Nacional aún dependiente del Ministerio del Aire y con las aerolíneas como destinatarios principales. Cuando se jubiló, la ciencia estaba preocupada por un cambio climático que el solleric se negaba a aceptar. Entre ambas épocas, se convirtió en una autoridad en la física meteorológica y un impulsor de los estudios en el Mediterráneo.
[...] A su regreso a España, Ballester se topó con una ciencia que para muchos estaba a años luz de Europa.
Su carrera siguió en ascenso hasta convertirse en director del Instituto Nacional de Meteorología. La labor docente e investigadora del solleric le situó como referente en el dominio de la meteorología dinámica. [...]
Laura Jurado: Un físico para el Mediterráneo
Hay artículos, especialmente los referidos a la historia de la ciencia en las islas que pueden ser enriquecidos mediante enlaces a otras webs. Por ello, cuando es posible, añado el enlace a la bitácora baleopolis cuyos enlaces sitúan estos artículos en el mundo web.
(Segueix)fabian | 24 Maig, 2012 14:27
Miguel de los Santos Oliver, de quien tengo en las manos su libro "La literatura en Mallorca 1840 - 1903", suele presentar unos títulos en los capítulos de sus obras , explícitos y desglosados. No son títulos realizados sólo con números romanos, que no dan ninguna cuenta de su contenido, ni tampoco son títulos unisintagmáticos como podría ser "La revista La Palma". No utiliza una expresión tan general. Sus títulos los desglosa en elementos o apartados. Así, el capítulo dedicado a los autores de esta revista dice:
II
Aparición de La Palma, su tendencia. - Don Tomás Aguiló. - Concepto de su producción literaria; Mallorca poética, artículos religiosos baladas fantásticas. A la sombra del ciprés. — Don José Mª. Quadrado. — Sus comienzos: artículos de crítica; Recuerdos y Bellezas de España. — Campaña político-religiosa de La Fé y El conciliador — Sus obras históricas; Forenses y ciudadanos; continuación del Discurso de Bossuet. — Aspecto místico y ascético. — Traducciones de Shakespeare y ensayos dramáticos. — Don Antonio Montis y sus artículos de costumbres. — Otros colaboradores de La Palma — Nuevos periódicos y tentativas. Imperio del romanticismo.
No es un título general, sintético, es un título desglosado, como si fuera el guión, la reunión de epígrafes o subtítulos sobre lo que tratará el contenido del capítulo, en cuyo interior no marcará de manera especial el paso de uno de los puntos al siguiente. Sólo un punto y aparte, un nuevo párrafo cuyo contenido dará cuenta al nuevo epígrafe no señalado sino en el título. Al leer el contenido del capítulo conviene regresar al extenso título, hoja de ruta del trayecto.
Todos los capítulos del libro, salvo el último, llamado "Apéndice", fueron escritos y publicados en el periódico La Almudaina antes de 1893 y recogen la trayectoria de la literatura en Mallorca desde Furió y Bover, anteriores a 1840, en el primer capítulo, hasta Costa y Llobera y Joan Alcover que entonces estaban realizando su obra. En 1903, diez años después de haber publicado el anterior capítulo, y para concluir el libro, añade el "Apéndice".
En relación a la revista La Palma (1840 - 1841), cuando escribe los artículos que conformarán este capítulo segundo, ya se ha publicado el número del cincuentenario o de homenaje (1891), en el que él mismo ha participado.
Reproduzco el párrafo inicial del capítulo dedicado a la revista, que correspondería al primer punto del largo título: "Aparición de La Palma, su tendencia". Cercana estaba la fecha del homenaje del cincuentenario cuando Oliver escribió estas palabras, ya que se publicaron en La Almudaina hacia marzo - abril de 1892:
Fecha memorable fue para la cultura mallorquína, y aun pudiera serlo para la española, la de 4 de Octubre de 1840, señalada con la aparición de La Palma y con la revelación de nuevas y restauradoras energías intelectuales. Festejada aquella fecha en 1890 con póstumo tributo de veneración para la simpática revista, reverdecida ésta con una nueva edición y resucitada semel tantum en el número conmemorativo que le dedicaron sus numerosos adeptos, casi huelga reproducir en extracto o diluir en amplificaciones el juicio unánime de las generaciones subsiguientes, acorde con el de la crítica. La Palma inicia en Mallorca la restauración de las letras regionales, en la más fecunda amplitud comprendida y practicada. Investigación profunda y racional de la historia, amor a las realidades concretas preteridas por las abstracciones del clasicismo, predilección por los asuntos indígenas que produjo a su vez la originalidad del colorido local y el encanto de la sinceridad espontánea, comunicación y reflejo de los esplendores románticos en su apogeo desde la erupción del 35, estudio de la antigua literatura regnícola y de sus olvidados poetas, evocación artística de nuestra tradicional personalidad iluminada por la doble antorcha de la historia y de la poesía, restauración y compenetración con tan diversos elementos del espíritu católico que habían amortiguado los vientos revolucionarios y aceptado después como fuente de inagotables bellezas artísticas, aun por aquellos que ateizaban en la vida práctica. Tal fue la obra emprendida por Aguiló, Montis y Quadrado, o tal ha resultado, cuando menos, vista a la distancia de medio siglo.
Añadiré a esta síntesis sobre La Palma un poema breve que el número del cincuentenario publicó:
La Palma
Manso raudal ayer, bellos colores
En sus limpídas ondas retrataba,
Y, aunque arroyo modesto en sus albores,
El campo de las letras fecundaba
Haciendo en él brotar fragantes flores.Hoy el humilde arroyo enriquecido
Con otros, su caudal tanto ha aumentado
Que, en magestuoso rio convenido,
Por la faz de la patria, desbordado,
Sus fecundantes aguas ha esparcido.Vicente Mora.
fabian | 23 Maig, 2012 17:46
PALMA, LA Semanario editado en Palma entre el 4 de octubre de 1840 y el 5 de mayo de 1841. Aparecieron 30 números y se subtituló Semanario de Historia y Literatura. Fueron sus redactores José María Quadrado, Tomás Aguiló Forteza y Antonio Montis y Boneo. Fue una de las primeras muestras del romanticismo histórico en Mallorca. Trató temas de historia, literatura y costumbres de la isla. Destacaron algunos artículos de José María Quadrado como Palma en el siglo XV, la serie de cinco trabajos sobre De las comunidades en Mallorca y Poetas Mallorquines. También son relevantes los artículos de Antonio Mariano de Montis sobre costumbres mallorquinas. La literatura de creación iba a cargo, sobre todo, de Tomás Aguiló. Dedicó especial atención a las traducciones y a la crítica literaria de autores extranjeros como Víctor Hugo, Lamartine, Byron, Corneille, Racine, Manzoni, Johann Paul Richter, Johann Schiller y George Sand. Excepcionalmente incluyó dos colaboraciones de Gabriel Rosselló y de Jaume Pujol. Este último publicó el polémico artículo De los dialectos considerados con relación a la literatura que inicialmente fue atribuido a José María Quadrado. Se redactaba íntegramente en Español y tenía normalmente ocho páginas. Se editó en la imprenta de Juan Guasp. El 4 de octubre de 1890, con ocasión del cincuenta aniversario de su fundación, fue reeditado y apareció el número 31. En este extraordinario colaboraron José María Quadrado, que era el único superviviente de los tres redactores, Joan Alcover, Miquel Costa i Llober, Miquel dels Sants Oliver, Tomàs Fortesa Cortés, Joan Palou Coll, Mateu Obrador Bennàssar y Estanislau de Kostka Aguiló. En 1950, Gaspar Sabater realizó un estudio titulado "La Palma. Palma, 1840 - 1841".
He traducido (libremente) la entrada que la "Gran Enciclopédia de Mallorca", vol. 12 (1991) realiza de la revista La Palma a la que actualmente podemos acceder por Internet. De los treinta números que presenta he realizado el índice por autores, siguiendo las iniciales del autor que aparecen al final de cada artículo. Algunos no indican el nombre del autor, por lo que los he añadido al final. Las cifras que sirven de ancla a los enlaces a las revistas indican el número de la revista (del 1 al 30) y la fecha de publicación que indica, siendo la última en abril de 1841.
El número de homenaje, de 4 de octubre de 1890, también en Internet, no lo he incluído en los índices.
José María Quadrado (1819 - 1896)
Tomás Aguiló i Forteza (1812 - 1884)
Antonio Montis y Boneo, Marqués de la Bastida (1829 - 1881)
Simon
G. J. Rosselló
Sin indicar al autor
fabian | 22 Maig, 2012 19:45
La web del Ayuntamiento de Palma ha colgado 10 pdf con los Datos para un diagnóstico de los barrios de Palma.
Presentamos el documento Datos para un diagnóstico de los barrios de Palma, realizado por la Unidad de Soporte Técnico del Área de Bienestar Social, Inmigración y Participación Ciudadana. Este incluye información histórica y estadística sobre los 88 barrios de Palma referente a demografía o atención social, entre otros.
Me parece positivo que las instituciones hagan públicos los estudios que realizan.
Parte de unos datos generales a la ciudad: población, densidad, pirámide poblacional, origen de los ciudadanos, índices de inmigración, de dependencia, de población infantil, de vejez, de ancianos solitarios; análisis de las unidades de convivencia (familias); índices de estudios; de bienestar social y otros. Pasa en los siuientes libros (pdf) a este análisis por zonas y barrios. No hay datos sobre las lenguas de uso. Pero el conjunto sirve para tener una idea de la complejidad de una población.
fabian | 22 Maig, 2012 15:08
Miguel de los Santos Oliver publicó en "La Almudaina" algunos artículos sobre la literatura en Mallorca a lo largo del siglo XIX. Posteriormente, en 1903, reunió esos artículos en un libro bajo el título "La literatura en Mallorca: 1840 - 1903", que creo que ha tenido dos ediciones, la segunda en 1988, con el título sin indicar fechas "La literatura en Mallorca" con un prólogo de Joan Lluis Marfany y que es el que actualmente se puede encontrar en las bibliotecas de Palma. Del primero queda algún ejemplar, uno en la Biblioteca de Cultura Artesana de la Misericordia, otro en la B. Lluis Alemany, también en La Misericordia, y en la Biblioteca March, y un cuarto en alguna biblioteca universitaria;b no prestables, de "consulta en sala".
No es una "historia de la literatura" al uso sino unos artículos periodísticos con comentarios y un discurso no académico de quien ha trasteado y leído y valorado mucha obra literaria y habla sobre ella de manera amena e interesante. Yo no sé si hoy día, toda esa literatura del XIX la leeríamos con otros ojos, ni si la valoraríamos con los mismos criterios que Oliver. No es infrecuente que las obras que más interés despiertan, midiendo este interés por sus ventas, no coincidan con las más valoradas por los críticos. Además los gustos cambian con los tiempos, así como los intereses.
La fecha de 1840 la toma Oliver porque en ella se inicia una publicación literaria e histórica que se considera importante en las letras mallorquinas. Es la revista semanal La Palma (1840 - 1841), que tuvo corta vida - unos treinta números - y que hoy tenemos la posibilidad de hojearla y, si place, leerla.
Me pregunto si la lectura de la obra que hoy día es Dominio Público puede ser algo distinta a la que no lo es. Y al leer algún párrafo de Oliver sobre los textos de Tomás Aguiló me digo que en ese momento yo tendría que poder acceder a la obra citada. Intentaré definir algo de la situación. El texto de Oliver sobre los escritores de "La Palma" es una "estela". Oliver habla sobre textos publicados cincuenta años antes. En una lectura tradicional yo sólo puedo tener delante el escrito de Oliver; posiblemente sin conocer los textos de "La Palma" y el poema o cuento que Oliver alabe me seguirá siendo desconocido. La situación cambia cuando puedo acceder de inmediato al cuento o poema citado, pues así puedo completar mi conocimiento.
No sé si llamar "textos, discursos o elementos fantasmas" a aquellos de los que se habla, sean o no conocidos. Si cito el Quijote, es un texto fantasma pues no está delante. Su grado fantasmal disminuye si se ha leído, comprendido y si el recuerdo o memoria sobre él actúa convenientemente. En tal caso puede llegar a hacerse presente (en la mente, no como objeto físico) y dejar de ser fantasmal. Pero ello acontece pocas veces y con un número muy reducido de elementos. Los discursos sobre historia de la literatura suelen ser muy fantasmales, como en general, los de historia.
Así que el discurso de Oliver sobre la literatura en Mallorca en el siglo XIX es para mí, desconocedor de ella, un "discurso fantasmal" y requeriría acceder a los textos que cita, lo cual siendo todos ellos de Dominio Público, deberían estar a "un solo clic de distancia". Pero, no lo están.
Ahora bien, la revista "La Palma" de la que habla Oliver está digitalizada y on line y, sin embargo, no está a un clic. Son necesarias algunas operaciones. El último número de la revista, del año 1841, tras la ¿famosa? A Jorge Sand. Vindicación de Quadrado (pág. 10) presenta el ïndice de la publicación, pero es un índice por temas sin indicar los autores. Si yo quiero conocer, enlazar o copiar los escritos de Antonio Montis, por ejemplo, necesito otro tipo de índice que me tendré que hacer. Sería parte de esa "infraestructura" necesaria para conocer, directa o indirectamente, la obra del autor, la cual se halla diseminada en varias publicaciones periódicas y, en algún caso, también en algún libro.
Bueno, pues es un camino a hacer. Organizar o reordenar los materiales; digitalizar los necesarios; encontrarlos, saber dónde están, enlazarlos, seleccionar fragmentos que interesen, buscar "estelas". Para quien tiene tiempo libre y le gusta todo esto del conocimiento literario, y tiene buena vista - dificultad que ahora tengo, ayer me diagnosticaron unas cataratas incipientes -, hay una amplísima e interesante labor.
fabian | 17 Maig, 2012 17:33
Entrada realizada con premuras de tiempo, a modo de borrador o de notas sueltas sobre el libro del Archiduque Luis Salvador "Die Balearen in Wort und Bild Geschildert", el cual se considera como texto importantísimo sobre el archipiélago a manera de libro enciclopédico.En su edición original, en Alemán, son nueve tomos editados en Leipzig entre 1869 y 1891:
[El Archiduque] Prolífico descriptor de los entornos y de su vida en Mallorca, destaca entre sus más de 50 publicaciones (quince de ellas dedicadas al archipiélago balear), Die Balearen in Wort und Bild geschildert, monumental obra que consta de nueve tomos de gran belleza tipográfica, publicada en Leipzig entre 1869 y 1891 (ilustrada con 624 grabados, cincuenta litografías en color y trece mapas), sobre el arte y la naturaleza de las Baleares, en la que describe la gran magnificencia de un archipiélago todavía virgen, poblado tan sólo por sus habitantes y por algún viajero ocasional. Esta obra le consagró como el defensor del patrimonio natural de la isla, que ennobleció creando cuarenta miradores, capillas, merenderos y caminos, además de actuar como mecenas en varias excavaciones. El volumen V constituye la primera guía completa de la ciudad de Palma, tras el abreviado Cicerone de Cabanellas, escrita con gran detalle por este erudito paseante.
Amaya Alzaga Ruiz: El viaje a Mallorca en el siglo XIX: la configuración del mito romántico y de sus itinerarios artísticos (2006)
Si busco este libro del Archiduque por las bibliotecas de Palma me encuentro con algunas traducciones hechas desde 1950 hasta la actualidad y con varios libros que recogen alguna parte de algún tomo.
El ¿primer? traductor de la obra completa fue José Sureda Blanes (1890 - 1984), quien en los años 50 realizó la traducción que fue publicada con el título "Las Baleares descritas por la palabra y el grabado" en 12 volúmenes, editados por Mossén Alcover, 1954-1965, como encargo del Ayuntamiento de Palma.
[v. 1]. La Ciudad de Palma -- [v. 2]. Costumbres de los mallorquines : artesanía y folklore -- [v. 3]. Los pueblos de Mallorca : el estribo norte de la Sierra y sus cumbres -- [v. 4]. Los pueblos de Mallorca : el sudeste y centro de la isla -- [v. 5] La costa de Mallorca -- [v. 6]. El estribo sur de la sierra y sus desfiladeros -- [v. 7]. La parte meridional de la isla -- [v. 8]. Mallorca agrícola : (primera mitad) -- [v. 9]. Mallorca agrícola : (segunda mitad) -- [v. 10]. De la caza, pesca y navegación -- [v. 11]. Mallorca : parte general -- [v. 12]. La cultura,
En esta primera publicación sólo se editaron los volúmenes correspondientes a Mallorca, y no los de Menorca y de las Pitiusas.
Posteriormente se han realizado otras traducciones; Así, en los años 80, la de Carlos y Bárbara Sánchez-Rodrigo, cuyos volúmenes fueron publicados entre 1980 y 1993 por la Caja de Ahorros "Sa Nostra", en 10 volúmenes que ya incluían los de las otras islas.
[V.I] : La isla de Menorca : en texto e imágenes : Parte general. - 1980. [V.II] : La isla de Menorca : en texto e imágenes : Parte especial. - 1980. [V.III] : Las Antiguas Pitiusas. - 1982. [V.IV] : Mallorca : Parte General. - 1985. [V.V] : Mallorca : Parte general. - 1987. [V.VI] : Mallorca : Parte General. - 1989. [V.VII] : Mallorca : Parte especial / trad. Josep Sureda Blanes. - 1990. [V.VIII] : Mallorca : Parte especial. - 1991. [V.IX] : Mallorca : Parte especial. - 1992. [V.X] : Bibliografía e índices / bibliografía, Fausto Roldán ; Índice de materias y onomástico / Jaume Bover i Pujol ; Índice toponímico / Francesca Adrover Moll...[et al.].
Son tomos voluminosos en general, de alrededor de 500 páginas como media.
También fue en la década de los ochenta (1984) cuando la editorial Olañeta publicó no sé si parte o toda la obra, en tres volúmenes en traducción de Mateu Grimalt y Antonia Vigó: [v. 1]. Ibiza-Formentera-Mallorca -- [v. 2]. Mallorca -- [v. 3]. Mallorca-Menorca, que en su segunda edición en el año 2000 cambia el orden de los volúmenes.
La editorial Luis Ripoll, en 1981 publica en facsimil la edición de los años 50.
Estas son las informaciones que tengo y que pueden encontrarse en las bibliotecas públicas.
¿Hubo en los años 80 del siglo XIX una edición realizada por Manuel de los Herreros de una traducción de Santiago Palacio? En Google Books encuentro:
La ficha no indica en qué biblioteca se ha encontrado este libro, pero yo no lo he encontrado en los catálogos de las bibliotecas de Palma.
Si existiera, posiblemente fuera la única traducción que hoy sería de Dominio Público, pues, para serlo, tienen que haber pasado ochenta años tras la muerte del traductor, lo cual sería probable del de esta edición de 1886.
Y la verdad es que debe existir, pues entre los libros que cita la Bibliografía para el estudio geográfico de unas islas mediterráneas: Las Pityusas (Eivissa i Formentera) de Joan Vilà i Valentí y Rosa Vallès Costa, encuentro:
21. HABSBURGO-LORENA, archiduque Luis Salvador de: Die Balearen in Wort und Bild geschildert, Leipzig, Brockhaus, 1884 (trad. castellana, aumentada, de la parte relativa a Ibiza y Formentera: Las antiguas Pityusas, Palma de Mallorca, Imp. El Comercio, 2 vols., 1886 y 1890; trad. de S. Palacio, corregida y aumentada según las indicaciones del autor por F. M. de los Herreros). Es una interesante obra que expresa, frecuentemente con abundantes detalles e interesantes grabados, las características de las Pityusas en la segunda mitad del pasado siglo, por lo que puede ser muy provechosa la comparación con los rasgos actuales. El primer volumen (480 páginas) comprende un estudio general; en el segundo (463 páginas) se efectúa un estudio especial de cada uno de los municipios de Ibiza y del de Formentera. C.P.V.E., M.A., J.V.V.
En fin, la obra completa es excesivamente extensa para digitalizarla una sola persona. No he mirado si puede estar en la Biblioteca March (¿tiene Catálogo on line?), pero, en caso de hacerse su digitalización, altamente aconsejable, debieran hacerla especialistas o profesionales. No hay dinero, dicen. ¿Tampoco la March?
fabian | 16 Maig, 2012 13:33
María Soledad Liaño es la autora de la Tesis Doctoral Joan Rubió i Bellver en Mallorca. Arquitectura y teoría, presentada en la Universidad de Barcelona, Departamento de Historia del Arte, defendida en junio de 2010 y que se encuentra en Tesis Doctorales en Red.
Esta investigación tiene como objeto el estudio del legado teórico y arquitectónico de Joan Rubió i Bellver (Reus, 1870 - Barcelona, 1952) en el contexto mallorquín. Rubió i Bellver acompañó a su maestro, Antoni Gaudí, a Palma de Mallorca para colaborar con él en las obras de reforma de la Seu. A partir de esa circunstancia se forja una relación muy especial con la isla que derivará en una retroalimentación fundamental para ambas partes. Esta colaboración fue el punto de partida para desarrollar toda otra serie de proyectos diseminados alrededor de la isla; la revisión del catálogo de todas esas obras que dejó en Mallorca constituye uno de los retos importantes del presente estudio.
Rubió se convirtió en el principal embajador del gaudinismo en la isla de Mallorca. Mediante todos los proyectos que Rubió dejó repartidos por la isla estaba contribuyendo a la difusión de la nueva arquitectura creada por su maestro, Antoni Gaudí. No sólo contó para estos cometidos con la ayuda de alguno de sus frecuentes colaboradores y amigos catalanes, sino que actuó de acuerdo a unas pautas que como referente último tendrían a Gaudí. Si bien es cierto que otros catalanes pasaron por la isla, véase Domènech i Montaner o Madorell, es nuestro arquitecto quien se involucró más en la idiosincrasia y el contexto mallorquín del momento, convirtiéndose en el arquitecto modernista catalán con más obra en Mallorca.
La presente investigación analiza la presencia de Rubió en Mallorca como una estrategia de un grupo reducido de intelectuales -fundamentalmente religiosos- para vincularse a Cataluña y hacerse partícipes del sentimiento nacionalista tan ferviente en aquellos años. Figuras como el obispo Campins o el vicario general Alcover son fundamentales en los encargos que Rubió recibe en la isla respondiendo esto, en última instancia, a un movimiento deliberado con los propósitos arriba mencionados. La presencia de Rubió en lugares de la isla a priori inconexos y, si cabe, algo insólitos, respondería a esta estudiada estrategia de los religiosos.
Tal vez sea su faceta como teórico aquella más desconocida, sorprendiendo muy especialmente el hecho de que, directa o indirectamente, con frecuencia aparece vinculada a Mallorca. Prácticamente un tercio del volumen de sus textos tienen como objeto algún tema o arquitectura de la isla. Varios de estos escritos fueron publicados, además, en diarios mallorquines. Dentro de todo este legado escrito interesan muy especialmente las aportaciones que se refieren al gótico meridional, siendo uno de los primeros en tomar conciencia de unas diferencias estilísticas con respecto al más popular gótico nórdico. Cabe entender estas reflexiones como parte de su sentir nacionalista y de su continua búsqueda de unas raíces comunes en todos lo países catalanes. Estas conclusiones las extrae, en su mayoría, a propósito de las exhaustivas y rigurosas investigaciones que lleva a cabo en la catedral de Mallorca, convirtiéndose estas también en estudios sin precedentes y esenciales para el conocimiento de este templo. El legado teórico de Rubió es lo que traduce más claramente su personalidad e ideología, siendo esencial para la óptima comprensión de sus arquitecturas. Su paso por Mallorca y, en especial todas sus reflexiones y estudios que de esta derivaron son fundamentales para comprender la trayectoria profesional de Rubió como arquitecto.
En una primera ojeada me ha parecido interesantísima esta Tesis y merecedora de una lectura atenta y cuidadosa. El índice, en sus mayores rasgos es:
Iglesia parroquial de Sant Bartomeu de Sóller (BIC)
Estudio de cuatro edificios escolares de Mallorca: Estantería de les publicacions dels amics de les escoles (en Bloc de l'Arc Mediterrani)
Realmente esa primera década del siglo XX en Mallorca es muy interesante. Se derriban las murallas de Palma, el gran arqitecto Bennazar va creando el Ensanche y sus construcciones en Palma; y otros grandes arquitectos, como Reynés o Rubió también realizan su obra. En fin, una muy interesante Tesis Doctoral.
Otras Tesis
La arquitectura escolar de Guillem Forteza (1917 - 1943)
Juana Mª Seguí Aznar: Robert Graves y Mallorca
El vidrio en Mallorca entre los siglos XIV y XVIII
Recogiendo Tesis Doctorales 2007
Georgetown (Es Castell) de Menorca, en un estudio de Joan Enric Vilardell
Sa Calatrava Mon Amour
La imprenta Guasp, Valldemossa
fabian | 15 Maig, 2012 15:34
Acabar una tarea larga produce cierta satisfacción, además de algo de fatiga y cansancio. Pero llegar al final también invita a reflexionar sobre la utilidad, sobre el aprovechamiento del objeto. Pero no es el momento para hablar de ello.
¿Tiene que presentarse el libro Un invierno en Mallorca de George Sand? ¿No es un título muy conocido? En formato "epub" lo he subido a la biblioteca de esta bitácora:
George Sand: Un invierno en Mallorca (epub, pdf)
Son muchas las páginas en Alta mar en las que he hablado de George Sand y de Chopín, máxime que en el 2010 celebramos el centenario del músico. Además, sus figuras han sido comentadas por diversos autores como Miguel de los Santos Oliver o Rubén Darío en artículos o textos que voy recogiendo.
George Sand y Chopin en Alta mar
(Segueix)fabian | 14 Maig, 2012 16:41
Acabo de subir a Internet, en formato pdf, Un invierno en Mallorca de George Sand. Tiene algunos cambios en relación a la edición papel. Así, el Prólogo, escrito por Gabriel Alomar, no lo he puesto por precaución ante los posibles derechos de autor. La obra en francés de George Sand (1804 - 1876), así como la de su primer traductor al Español, Pedro Estelrich Fuster (1845 - 1912) son de Dominio Público al sobrepasar los ochenta años de sus muertes, pero quizás no la del prologuista.
La edición digital de un libro antiguo requiere un apartado — yo le pongo el título "Sobre este libro" — que indique la procedencia del original. Se puede explicar por medio de texto, pero también con una fotografía de la página en que están indicadas la edición, la fecha, el nombre del traductor, etc. También es importante consignar los cambios realizados, ya la ausencia del prólogo, la traslación de las Notas de "a pie de página" al final del capítulo, o en relación a las ilustraciones. La edición en Español no presentaba los grabados de las ediciones francesas. Así, por ejemplo, la edición francesa presente en el Proyecto Gutenberg ofrece una edición sin imágenes y otra con imágenes. No indica esta edición digital cuál fue el original sobre el que se realizó la digitalización y, sobre las imágenes, simplemente indica que proceden de la Bibliothèque Nationale de France. Con todo, el libro se inicia con una "Notice" de George Sand fechada en 1855 que no está en la edición española que, creo, se tradujo de la primera edición de las Obras Completas, la cual empezaba con una carta que George Sand escribió al novelista Francisco Rollinat, escrita en 1842 y que ya apareció en la edición de ese año que, además de la novedad de esta carta, presentaba el cambio del título.
Todas estas curiosidades hoy día me resultan interesantes. Por ello creo que las ediciones digitales de los libros antiguos debieran tener ese apartado que indicara en lo posible la historia bibliográfica del libro y los cambios que se realizan.
Indicacion de la obra original
La edición digital, que no es complicada pues uno mismo puede editarse los libros que le interesen con un poquito de préctica, resulta un poco más laboriosa según el formato que se elige. Por lo general, tanto los formatos Word como pdf no llevan enlaces y su edición es de "tipo papel". No ocurre lo mismo con la edición en epub, la cual, permite enlaces a páginas o a las Notas. Este libro, por ejemplo, se distribuye en tres partes, sin títulos que indique la naturaleza de sus contenidos, t cada parte presenta unos apartados o capítulos cuyos títulos son números romanos. En la edición digital esta fórmula no es muy válida, pues conviene que se pueda alcanzar con facilidad los temas que aparecerán en la "Tabla de Contenidos". Así es más explícito titular "En Valldemosa" que no "Tercera parte". Por ello, la edición en formato epub debiera añadir al número romano original de la edición en papel, alguna indicación que explicite su contenido.
Yo soy partidario de estos cambios, añadiendo una frase entre corchetes, siempre que sea posible; lo cual no es muy factible en algunos apartados de este libro. Por ejemplo, la estancia en Son Vent se encuentra distribuída en varios apartados de la Primera parte, alternando con otros temas variados.
En fin, a ver si mañana me dedico a la edición del formato epub y que pueda colgarlo en la "biblioteca" de esta bitácora antes de que termine esta semana.
"Un invierno en Mallorca" es un buen libro, interesante, ameno y algo más, que "invita a pensar". Pues la edición en pdf ya está on line.
fabian | 12 Maig, 2012 17:44
Que un fuerte viento puede causar estragos sobre las cosas, ya sobre la frutas de los árboles, ya sobre muros débiles, ya sobre tejas sueltas que sueñan en ser pájaros. Pero también sobre la salud física y psíquica de las personas. Si Menorca es llamada "la isla del viento" al no tener una cordillera que la proteja de los vendavales, Mallorca tiene una sierra al Noroeste que, en su abrazo, proteje la isla; aún así, los vientos zigzaguean entre las montañas y algunas ráfagas llegan a sortearlas. Quizá por ello, ese predio cercano a las montañas se llamara "Son Vent", cual si fuera la casa del viento, lugar donde George Sand y sus hijos se refugiaran durante algunos de entre los primeros días que estuvieron en Mallorca.
Aunque todos sepamos que era Frederic Chopin quien acompañaba a George Sand, la figura del músico apenas aparece en la novela. Su nombre no se indica; se le indica como "nuestro enfermo", una figura pasiva a la que hay que cuidar.
Era la quinta de un rico burgués que, por un precio muy moderado para nosotros, pero bastante elevado para los del país (cerca de cien francos por mes) nos la cedía con todo su mobiliario. Como todas las casas de recreo del país, tenia camas de tijera o de madero pintada de verde, algunas compuestas de dos banquillos sobre los cuales se colocan dos tablas y un colchón delgado; sillas de paja; mesas de madera tosca; paredes desnudas bien blanqueadas con cal; y, por exceso de lujo, las ventanas con cristales en casi todos los dormitorios; en fin, a manera de cuadros, en la pieza que se llamaba el salón, cuatro horribles delanteras de chimenea como las que se ven en nuestros más miserables mesones de aldea, y que el Sr. Gómez, nuestro propietario, había tenido la candidez de poner en marcos cuidadosamente, como si se tratara de estampas preciosas, para decorar los muros de su mansión. Por lo demás, la habitación era vasta, aireada (demasiado aireada), bien distribuida y situada en un lugar muy alegre, al pie de montañas de fértiles laderas, en el fondo de un rico valle que cierran las amarillentas murallas de Palma, la masa enorme de su Catedral y el mar reluciente al horizonte.
Los primeros días que pasamos en este retiro, los empleamos muy bien en paseos y dulces correrías, a las que nos convidaba un clima delicioso, una naturaleza encantadora enteramente nueva para nosotros.
Jamás me he encontrado muy lejos de mi país aunque haya pasado gran parte de mi vida viajando. Era, pues la primera vez que veía una vegetación y un terreno esencialmente diferentes de los que presentan nuestras latitudes templadas.
Cuando llegué a Italia, desembarqué en las playas de la Toscana, y la idea grandiosa que me había formado de estas comarcas me impidió saborear su belleza pastoril y su gracia placentera. En las orillas del Arno, me creía sobre la ribera del Indre, y marché hasta Venecia sin asombrarme ni conmoverme por nada. Pero en Mallorca no pude establecer comparación alguna con otros sitios conocidos. Los hombres, las casas, las plantas y hasta los más pequeños guijarros del camino, tenían un carácter típico.
Mis hijos estaban tan admirados que hacían colecciones de todo, y querían llenar nuestras maletas de aquellas hermosas piedras de cuarzo y de mármoles veteados de todos colores, de que están formados los muros de piedras secas que cierran todos los cercados. Así es que los campesinos, viéndonos recoger hasta las ramas muertas, nos tomaban por boticarios, o nos miraban como verdaderos idiotas.
[...]
A nuestra derecha, las colinas se elevaban progresivamente desde la pradera en suave pendiente hasta la montaña cubierta de pinos. Al pié de estas montañas corre, en invierno y durante los aguaceros del verano, un torrente que no presentaba todavía a nuestra llegada más que un lecho de guijarros, en desorden. Pero los hermosos musgos que cubrían las piedras, los puentecillos, verdosos por la humedad, agrietados por la violencia de las corrientes y medio ocultos por las ramas pendientes de los fresnos y de los álamos; el complicado enlace de estos hermosos árboles esbeltos y frondosos que se inclinaban para formar una bóveda de verdura de una a otra orilla, un delgado hilo de agua que corría sin ruido por entre los juncos y los mirtos, y con frecuencia algún grupo de niños, de mujeres y de cabras echados en los remansos misteriosos, hacían de este sitio un cuadro admirable para la pintura.
Íbamos todos los días a pasearnos por el lecho del torrente y llamábamos a este rincón del paisaje el Poussin, porque esta naturaleza libre, elegante y bravía nos recordaba, con su melancolía, los sitios predilectos de este gran maestro.
A algunos centenares de pasos de nuestra casa, el torrente se dividía en varias ramificaciones y su curso parecía perderse en la llanura. Los olivos y los algarrobos juntaban sus ramas sobre la tierra labrada y daban a esta región cultivada el aspecto de un bosque.
Sobre los numerosos oteros que bordean esta parte tan bien arbolada se levantan chozas de mucho carácter, aunque de dimensiones realmente liliputienses. No puede uno figurarse cuantas casitas, soportales, establos, patios y jardines acumula un pagés (campesino propietario), en una fanega de tierra, y qué gusto innato preside inconscientemente a esta disposición caprichosa. La casita está ordinariamente compuesta de dos pisos con un techo plano, cuyo reborde avanzado da sombra a una galería descubierta por ambos lados, como una hilera de almenas que terminase un techo florentino. Este coronamiento simétrico da una apariencia de esplendor y de fuerza a las construcciones más débiles y pobres, y los enormes racimos de mazorcas puestas a secar al aire, suspendidas entre cada abertura de la galería, forman un pesado festón alternando de rojo y amarillo de ámbar cuyo efecto es prodigiosamente rico y coquetón.
Al rededor de esta casita se eleva ordinariamente un cercado de nopales cuyas palas extraordinarias se entrelazan formando muro, y protegen contra los vientos fríos los débiles abrigos de algas y cañas que sirven para encerrar las ovejas. Como estos campesinos no se roban entre sí jamás, no tienen para cerrar sus propiedades más que una barrera de este género. Espesas plantaciones de almendros y naranjos rodean la huerta donde no se cultiva casi otra hortaliza que el pimiento y el tomate; pero todo esto es de un color magnifico; y, a menudo, para coronar el hermoso cuadro que forma esta habitación, una sola palmera despliega en medio su gracioso parasol o se inclina sobre un costado con gracia, como un hermoso penacho.
[...]
Son VentHacía tres semanas que estábamos en Establiments cuando empezaron las lluvias. Hasta entonces habíamos tenido un tiempo inmejorable; los limoneros y los mirtos estaban todavía en flor y, en los primeros días de Diciembre, permanecí al aire libre, sobre una terraza, hasta las cinco de la mañana; entregado al bienestar de una temperatura deliciosa. En esto de frío puedo servir de modelo, porque no conozco persona en el mundo que sea más friolera que yo, y el entusiasmo por la naturaleza no es capaz de hacerme insensible al menor frío. Por otra parte, a pesar del encanto del paisaje iluminado por la luna y del perfume de las flores que subía hasta mí, mi velada no fué muy conmovedora. Estaba allí, no como un poeta buscando inspiración, sino como un ocioso que contempla y escucha. Me ocupaba, bien me acuerdo, en recoger los ruidos de la noche para darme cuenta de ellos. [...]
En Mallorca el silencio es más profundo que en parte alguna. Las burras y los mulos que pasan la noche pastando, lo interrumpen a veces, sacudiendo sus esquilas, cuyo sonido es menos grave y más melodioso que el que producen las vacas suizas. El bolero se oye allí en los sitios más desiertos y en las noches más sombrías. No hay un campesino que no tenga su guitarra y que no vaya siempre con ella. Desde mi terraza oía también el mar pero tan lejano y tan débil que acudía a mi memoria la poesía extrañamente fantástica y sorprendente de Djins.[...]
Pero, de repente, después de unas noches tan serenas, empezó a diluviar. Una mañana después que el viento nos hubo columpiado toda la noche, con sus largos gemidos, mientras las lluvias azotaban nuestros cristales, percibimos al despertarnos, el ruido del torrente que empezaba a abrirse camino por entre las piedras de su lecho. Al día siguiente, se oía con más fuerza. Dos días después, hacía rodar las rocas que se oponían a su curso. Todas las flores de los árboles habían caído, y la lluvia chorreaba en nuestros mal cerrados dormitorios.
No se comprende como los mallorquines toman tan pocas precauciones contra esas plagas del viento y de la lluvia. Su ilusión o su fanfarronería es tan grande, desde este punto de vista, que niegan absolutamente esas inclemencias accidentales, pero serios, de su clima. Hasta el fin de los dos meses de diluvio que tuvimos que aguantar nos sostuvieron que no llovía jamás en Mallorca. Si hubiésemos observado mejor la posición de los picos de las montañas y la dirección habitual de los vientos, nos hubiésemos convencido de antemano de los inevitables sufrimientos que nos esperaban.
Pero otra decepción nos estaba reservada, y es la que he indicado más arriba, puesto que he empezado a narrar mi viaje por el final. Uno de nosotros cayó enfermo. De una complexión muy delicada, sufriendo una gran irritación de la laringe, experimentó bien pronto los efectos de la humedad. La casa del Viento (Son Vent), este es el nombre de la quinta que el señor Gómez nos había alquilado, se hizo inhabitable. Las paredes eran tan delgadas, que la cal de que estaban embadurnados nuestros dormitorios se hinchaba como una esponja. Jamás he sufrido tanto frío, aunque en realidad no hiciera mucho; pero para nosotros, que estamos acostumbrados a calentarnos en invierno, aquella casa sin chimenea pesaba sobre nuestros hombros como un manto de hielo, y me sentía paralizado.
No podíamos habituarnos al olor asfixiante de los braseros, y nuestro enfermo empezó u sufrir y a toser.
Desde este momento causamos horror y espanto a la población. Nos declararon atacados y convictos de tisis pulmonar, lo cual equivale a la peste en las preocupaciones contagiosas de la medicina española. Un médico rico, que por la módica retribución de 15 francos se dignó venir a hacernos una visita, declaró sin embargo que no era nada, y nada recetó. Le habíamos puesto el apodo de Malvavisco, porque no nos prescribió otra cosa.
Otro médico vino galantemente a socorrernos, pero la farmacia de Palma estaba tan mal provista que no pudimos adquirir mas que drogas detestables.
Por otra parte la enfermedad debió agravarse por causas que ninguna ciencia ni ningún cuidado podían combatir eficazmente.
Una mañana en que estábamos muy intranquilos por la larga duración de las lluvias y de nuestros sufrimientos, recibimos una carta del terrible Gómez en la que nos decía, en estilo español, que teníamos una persona, la cual tenia una enfermedad que llevaba el contagio a sus hogares y amenazaba prematuramente los días de su familia, en virtud de lo cual nos rogaba que desocupáramos su palacio lo más pronto posible.
Esta determinación no nos causó gran disgusto, pues no podíamos estar más tiempo allí sin peligro de quedar anegados en nuestros dormitorios; pero nuestro enfermo no se hallaba en estado de ser transportado sin peligro, sobre todo con los medios de transporte usados en Mallorca y con el tiempo que hacia. Además había la dificultad de saber a donde iríamos, pues como la noticia de nuestra tisis se había esparcido instantáneamente, no era de esperar que encontrásemos fácilmente un asilo en parte alguna aunque fuese a peso de oro, aunque fuese por una sola noche.
Bien sabíamos que las personas obsequiosas que nos harían ese ofrecimiento no estaban tampoco al abrigo de la preocupación y que, por otra parte, las envolveríamos en la reprobación que pesaba sobre nosotros. Sin la hospitalidad del cónsul de Francia, que hizo milagros para recogernos a todos bajo su techo, nos hubiéramos visto obligados a acampar en alguna caverna como verdaderos bohemios.
Ocurrió otro milagro y encontramos un asilo para el invierno. Había en la Cartuja. de Valldemosa un español refugiado, que se había escondido allí por no sé qué motivo político. Yendo a visitar la Cartuja, habíamos quedado sorprendidos de la distinción de sus maneras, de la hermosura melancólica de su mujer y del mueblaje rústico, y sin embargo confortable de su celda. La poesía de esta Cartuja me había trastornado la cabeza. Aconteció que la misteriosa pareja quiso abandonar precipitadamente el país y con tanto gusto nos cedió su celda amueblada como tuvimos nosotros en aceptarla. Por la módica cantidad de mil francos, tuvimos, pues, un menaje completo, pero tal como yo hubiésemos podido adquirir en Francia por cien escudos; tan raros, costosos y difíciles de reunir en Mallorca son los objetos de primera necesidad. Como pasamos cuatro días en Palma, aunque me separé poco esta vez de la chimenea que el cónsul tenía la dicha de poseer (el diluvio continuaba aún), haré aquí una interrupción a mi relato para describir un poco la capital de Mallorca.
Escribe muy bien George Sand; su discurso, ya descriptivo, ya argumentativo o narrativo es ameno y poético. Pasa, en diversos parajes de la novela por el tema económico — el Sr. Gómez les hizo pagar los muebles e incluso la ropa de la casa alegando que tenía que quemarlo todo por si estuviera infectado — sin convertirlo en tragedia, pese a que será una constante. La relación con los médicos, narrado en tono menor con breves pinceladas, también será una pesadilla. Y la presencia del "enfermo", sólo presente en los cuidados que requiere, en el "eco social" que suscita, en el aislamiento que produce, es un telón de fondo, siempre presente aunque sin darle protagonismo alguno. No contará George Sand ninguna acción suya; es sólo una sombra que necesita atenciones, origina preocupaciones, Su presencia será por los medicamentos que requiere, por los diagnósticos médicos, por un cuidado sobre su alimentación. Son las acciones de quienes le acompañan y le cuidan, las que indicarán su existencia como elemento pasivo, sin nombre incluso, pero siempre presente.
El silencio de la campiña, el frío que, por la humedad, cala hasta los huesos y se siente en el tuétano; las rendijas, debidas a los malos acabados en la construcción, por donde se cuela y silba el viento son historias de ayer y de hoy que, por durar pocos días, los olvidamos, salvo las personas con mala salud. Máxime en esas casas antiguas de techos altos, casas solitarias desprotegidas del abrigo que puedan darle otras vecinas.
"Son Vent", la casa del viento, dejó en George Sand unas páginas que, en mi parecer, merecen una entrada en esta bitácora.
fabian | 10 Maig, 2012 09:00
Interesante la exposición que la Fundación Barceló muestra sobre los dos pintores Ribas, padre e hijo, Antonio Ribas Oliver y Antonio Ribas Prats.
Fue en el 2011cuando Joan Riera publicaba en el Diario de Mallorca el artículo Antoni Ribas y la atmósfera de Palma, alertando de que se cumplía el centenario de la muerte del pintor y que pasaba inadvertido. En su artículo trataba la trayectoria pictórica de Antonio Ribas Oliver, de su paso desde el Romanticismo al Realismo.
Antonio Ribas Oliver: "Astilleros de Palma con Torre Porto Pí y Castell de San Carles al fondo", 1890
En la exposición de estos días en la calle de San Jaime de Palma se nos muestran bastantes cuadros de este pintor y podemos observar los cambios que fue realizando en el tratamiento de la luz. "En su paleta se produjo el triunfo de la luz", dice Joan Riera.
Del catálogo de esta exposición recojo la siguiente biografía.
Antonio Ribas Oliver: "Parella de guàrdies civils abeurant els seus cavalls", c. 1890
Antonio Ribas Oliver (1845 - 1911)
Antonio Ribas Oliver (1845-1911). Su padre descubrió en él sus dotes artísticas inscribiéndole a los 9 años en la Academia Provincial de Bellas Artes de Palma. Fueron sus maestros J. Mestre y M. Torres. Cultivó una diversidad de técnicas de dibujo y pintura y con 19 años comenzó a exponer.
En su época inicial (1860-1870) recibió la influencia academicista francesa de Barbizon. a través de Joan O'Neille. En la Exposición de la Academia de Bellas Artes de Barcelona de 1866, recibió la medalla de Oro. Su gran compañero R. Anckermann se casó con su hermana. Concepció Ribas, en 1873 y, en 1868 fueron designados escenógrafos del Teatro Principe de Asturias. Fue profesor de la Academia Prov. de Pintura donde obtuvo la plaza de Professor de Paisatge i Perspectiva y fue elegido Académico Numerario y Secretario General. Sus obras se caractenzaron por el realismo, predominando los efectos de luz y color, con perfección de las figuras. Participó en las Exposiciones de Barcelona de 1870, y en la Universal de Viena de 1873. El "plenairismo" produjo un cambio en su estilo e incremento entonces los paisajes de la Serra de Tramuntana en los que cuidó los efectos de la luz y el detalle, con óleos más claros y coloristas. Desde 1875 fueron las marinas de la bahía de Palma y de Miramar las predominantes. En 1877 quedó influido por Carlos de Haes, modernizando el estilo de sus paisajes, con pinceladas ligeramente más sueltas y empastadas. De 1878 a 1890 recibió la influencia impresionista de París, a donde acudió para exponer en la Exposición Universal del 78. En 1879 fue nombrado caballero de la Orden de Isabel la Católica y en 1880 obtuvo la medalla de bronce en la Exposición de Bellas Artes de Argel. Tiempo en el que realizó sus obras más diminutas ("le tableutin"), intercaladas con las de gran formato.
En su última etapa (1890-1911). fue nombrado Catedrático Numerario (1898), y su obra se caracterizó por el aumento de la luminosidad, con clara afirmación impresionista. Falleció el 19 de enero de 1911, descansando sus restos en el cementerio de Palma, en cuya sepultura figura la sencilla inscripción: Antonio Ribas Oliver, pintor (1845-1911).
Antonio Ribas Oliver: "Vista de la bahía de Palma"
Menos son los cuadros que se muestran de su hijo Antonio Ribas Prats, impresionista, y que murió muy joven. Copio del catálogo la siguiente semblanza.
Antonio Ribas Prats: "Es Còdols, Deià"
Antonio Ribas Prats (1883 - 1931)
Hijo de Antonio Ribas Oliver, nace en Palma en 1883. Los comienzos de su actividad pictórica fueron muy precoces bajo la influencia paterna. Ingresó en la Escuela de Bellas Artes cuando terminaba el siglo XIX. S. Russinyol influyó en él poderosamente, pintando juntos en la Serra de Tramuntana.
Marchó a París, dejándose influir por el Impresionismo francés que nunca abandonaría. De regreso a Mallorca, desempeñó la tarea de profesor ayudante en la Escuela Provincial de Bellas Artes hasta los 28 años, que marchó a Argentina, exponiendo en Buenos Aires con gran éxito. A partir de entonces recorrió parte del continente siendo recibido con entusiasmo por parte de la critica y el público.
En Santiago de Chile trabó amistad con el pintor e ingeniero, Juan de Saridakis que en 1923 viajó a Mallorca para quedarse hasta su muerte en 1963. Ribas Prats multiplicó su actividad pictórica a partir de su regreso de América en 1917, siendo los paisajes de la Serra de Tramuntana y las marinas de la costa de Deiá sus temas preferidos. Se casó con Luisa Magdalena Vives Ripoll en 1921, perteneciente a la familia heredera del Archiduque Luís Salvador de Austria. A partir de entonces se dedicó, además de pintar la costa de Miramar, la Foradada, Son Marroig, etc.
En Son Marroig hizo importantes reformas, donde murió a los 48 años, el 24 de febrero del año 1931, siendo su cuerpo trasladado a hombros por sus amigos y admiradores hasta el cementerio de Deiá, donde reposa en el panteón familiar.
La mayor parte de los cuadros de esta exposición provienen de colecciones particulares, por lo que, supongo, no debe ser fácil reunirlos en una exposición, por lo que conviene aprovechar el momento en que se muestra.
Es una lástima que el catálogo - que es lo único que queda una vez terminada la exposición-, no muestre unas imágenes más grandes de los cuadros expuestos, ya que los cuadros posiblemente ya no los veamos nunca más juntos.
Príamo Villalonga: El pintor Antonio Ribas y Oliver (1845 - 1911) en Mayurqa, 1984
fabian | 09 Maig, 2012 14:38
Fotografié todas las páginas del libro de George Sand "Un invierno en Mallorca" para lo cual tuve que ir varias veces a la biblioteca pues mis rudimentarios sistemas siempre dejan alguna línea fuera del encuadre; también pasé las fotografías por el OCR que transforma la imagen de las letras en texto y le he hecho ya una primera corrección. Guardo el texto en el bloc de notas pues respeta la configuración del párrafo y no añade códigos especiales. Ahora es cuestión de ir montando los capítulos con una segunda corrección realizada por el corrector ortográfico del Word y luego montar el índice, la portada, las ilustraciones, el CSS para el epub (montaje de páginas HTML) y ya estará. Calculo que una semana.
¿Complicado? Las primeras fases, fotografías, OCR, son muy maquinales; la corrección es más compleja y, por lo general, siempre deja fallas y erratas pues no leemos letra por letra, sino de manera más holística y compleja. Aunque un texto fuera corregido por varias personas, la probabilidad de que quedara alguna errata seguiría siendo alta. Un corrector ortográfico, como el que tiene el Word, ayuda bastante. Y luego está el HTML, el código de las páginas web. Son códigos muy sencillos y racionales. No comprendo que no sean objeto de conocimiento escolar. Códigos de texto como el párrafo, la ruptura de línea, el enlace, la cita, etc.debieran ser hoy día conocimientos básicos, así como el código de la imagen. Y, sin embargo, aún hay muchas personas que no saben poner un enlace.
Ya hace muchos años leí un libro que trataba sobre los lenguajes que se iban imponiendo en la sociedad llamémosla "culta". A las formas de expresión oral y escrita se iban añadiendo otras, ya el dibujo, reproducido por el grabado, ya la fotografía. El libro estaba escrito en la década de los años setenta del siglo XX. Entonces creo que no existía la imagen digital ni tampoco Internet como medio comunicativo.
Cuando se creó la Internet y, con ella, la página web se buscó un sistema de códigos que fuera fácil e inteligible por la población. Es el lenguaje HTML. Si una característica de la tecnología es su rápida transformación que deja obsoletos los sistemas anteriores — basta pensar en los soportes musicales: bakelita, vinilo, cinta magnética, CD, DVD y el MP3 —, los códigos del lenguaje HTML han permanecido pese a los cambios y, previsiblemente, continuarán. Permiten el texto, con sus variantes, la imagen, el vídeo, el sonido e incrustaciones. Potencializan la expresión tradicional escrita mediante la creación de divisores, utilizando colores de fondo, de letras, etc., así como la utilización de tipografías variadas.
Varios elementos son importantes: el enlace y la utilización de capas. Los enlaces son fundamentales, no sólo para poder pasar de una página a otra, sino que la inserción de las imágenes, vídeos u otros elementos se basan en ellos, pues, al abrirse la página actúan directamente incrustando el objeto.
Son formas elementales de la expresión "escrita" actual. Y, pese a ello, para la "alfabetización" escolar y no escolar son inexistentes. No comprendo este pasotismo tan generalizado ante las posibilidades que la tecnología presenta.
¿Utilizábamos las "cassetes" para grabar o sólo para reproducir? Sólo en los conciertos de las estrellas musicales juveniles los fans graban, ya en sonido o en vídeo, utilizando las herramientas que llevamos en los bolsillos. Pero eso no ocurre ni en las conferencias ni en otros tipos de concierto. Tenemos herramientas que no utilizamos. No sabemos introducirlas en la cotidianidad de nuestras vidas. Está empezando a ocurrir con las tabletas y los eReaders. Los conferenciantes, pese a escribir en el ordenador, transforman el escrito a papel. El consumo de éste es enorme, especialmente en el sistema escolar y en las oficinas, como si no tuvieran sistemas telemáticos. Sistemas nuevos para costumbres viejas. Hace pocos años se vendían los ordenadores junto con las impresoras, ¿continúa siendo así?
El abecedario de los novedosos aparatos tecnológicos es el lenguaje HTML, los códigos de las páginas web.
"Alta mar" en una tableta
¿Para qué se utiliza una tableta?
Vivimos una época de "aparatitos" que, creo, no sabemos aprovechar adecuadamente. Disponemos de herramientas y sistemas comunicativos impresionantes. Nuestras mentes no saben aún salir del cascarón del tradicional "mundo papel" y construímos textos escritos como si utilizáramos la pluma y tintero. Los lenguajess expresivos siguen aún distanciados: texto por una parte, imagen, sonido o vídeo por otro sin una concepción unitaria. No introducimos en los textos complementos que puedan ser convenientes, tales como vocabularios, definiciones, textos alternativos. Las Notas se siguen añadiendo a pie de página o de capítulo y no en capas. Y, quizás lo más inquietante, la concepción de la alfabetización permanece igual que hace siglos.
Tengo una tableta y me pregunto qué hacer con ella.
fabian | 08 Maig, 2012 08:43
Subimos el sábado tarde a Lluc; lo solemos hacer algunas veces al año. Y esta vez había novedades. El aparcamiento era de pago y el Museo, que solía estar cerrado los sábados, estaba abierto.Los museos tendrían que poder ser narrados, una historia, real o ficticia, no importa, que trazara un hilo o conexión entre las salas de la exposición. Y el Museo de Lluc es amplio y se extiende por múltiples salas y es rico en contenidos que tendrían que ser explicados. Está muy bien montado este Museo y cada pieza tiene su letrerito informativo. Se necesitan días para conocer todo lo que muestra.
Segadora, sanguina, 1981
Hay varias salas con la obra de Josep Coll Bardolet (1912 - 2007), con multitud de dibujos y pinturas. Este año se celebra (¿celebramos?) el centenario de su nacimiento. A principios de los años cuarenta vino a Mallorca, donde se quedó a vivir, primero en Génova y pronto en Valldemossa. Dejó su legado dividido entre la Fundación , que tiene muy buena web, y el Museo de Lluc.
Port de pescadors, tinta, 1943
Los cuadros y dibujos dedicados a los bailes folklóricos de Mallorca tienen un gran dinamismo. El movimiento es precioso, así como su colorido. Pinturas realizadas en la plaza de la Cartuja valldemosina sobre estos grupos vestidos "a l'ample" con las vestiduras del siglo XIX. Luego me sorprende hallar estas vestimentas en cuadros relacionados con los trabajos agrícolas o con espacios campestres. Creo que ya no es la realidad del siglo XX, pero la pintura no tiene porqué sujetarse a lo real, aunque queda como algo folklórico, muy dedicado al turismo en Mallorca, imagen encorsetada, "typical", de postal rancia.
La obra de Coll Bardolet es amplia y variada. Dibujos interesantes, ya a tinta, a sanguina. Los paisajes aunque escasos me parecen originales, huyen de lo manido; retratos, flores, algunos jarrones, aves de corral ...
Mai no s'acaba el ball, 1980
Creo que el Consell de Mallorca va a realizar algunos actos para celebrar el centenario del nacimiento de este pintor, alguna exposición y conferencias. Será cuestión de visitar la exposición y, en caso de conseguir algunas imágenes, celebrar con ellas este centenario.
Precioso el Museo de Lluc.
fabian | 03 Maig, 2012 14:03
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