fabian | 08 Desembre, 2011 10:33
El viernes día 3 de diciembre de 2011, el BOIB núm. 181 dice:"Acuerdo de aprobació definitica del Catálogo de elementos de interés artístico y patrimonio arquitectónico del término municipal de Campanet ". Supongo que un "acuerdo de aprobación", en ese extraño lenguaje administrativo, significa simplemente "aprobación" del Catálogo. El "acuerdo" es muy largo y, para quien quiera conocer un poco los elementos del catálogo (en suelo urbano, 137 fichas y en suelo rústico, 235 elementos en 123 fichas), aunque estén enumerados en la versión catalana del BOIB, pues sólo encontrará unos nombres y sus direcciones o localizaciones, sin indicación alguna de los motivos por los que se han catalogado esos elementos.
Los BOIB siplemente indican los elementos y las normas o leyes que recaen sobre los propietarios. Algún día las webs oficiales, como la del Ayuntamiento de Campanet, además de poner los necesarios anuncios y noticias, pondrán alguna explicación, con fotografías, vídeos, etc. de los principales elementos del municipio que estén en el catálogo, una especie de catálogo ilustrado y explicado que se dirija a los ciudadanos en general.
Bueno, pues Campanet ya tiene su Catálogo de elementos artísticos y arquitectónicos. Cuidarlos y darlos a conocer serían tareas importantes.
fabian | 07 Desembre, 2011 16:45
Dos relatos recuerdo que narran la "odisea" de cruzar la albufera antes de que fuera saneada por Bateman. Uno, de 1845, en que Juan Cortada la atraviesa yendo desde Artá hacia Alcudia siguiendo en lo posible la línea de costa. Otro, en 1865, en que los doctores Pagenstecher y Bunsen van desde Alcudia hacia Artá, esta vez adentrándose hacia la zona de Sa Pobla, a la que no llegan. En ambos casos, el trayecto es calamitoso; los guías se pierden, las aguas son malolientes y la descripción que realizan es de pantanos insalubles con incidencia grave en la salud de los pobladores de Alcudia.
Entre ambas fechas, 1845 y 1865, se propusieron varios planes para la salubridad de la zona, efectuándose el plan de Bateman, ingeniero inglés, quien con Hope creó la compañía New Majorca Land Company en 1862. La Compañía creó también una colonia agrícola en la finca de Gatamoix, en la falda del Puig de Sant Martí, para alojar a los trabajadores de la llamada "desecación" de la Albufera. Hubo problemas de varios tipos, incluso religiosos. Quedaron de esa obra varios puentes, las denominadas "veles" donde se cultivó arroz, caminos e incluso topónimos como el Pont dels Anglesos.
Plano de la Albufera, copia realizada por Pedro de A. Penya (1851) (ver: Aves en la Albufera de Alcudia (Mallorca)
Años después, décadas, llegaron los franceses, el Club Mediterranée, que también motivó el topónimo Playa de los Franceses, aunque ésta ya es otra historia. Pero en fin, el hecho está en que en unos espacios insalubles durante siglos, una obra de saneamiento dio lugar a espacios agrícolas importantes, la palabra "marjal", ya en castellano o catalán, se usan para indicar tierras húmedas, "terreno bajo y pantanoso" es la definición que da la RAE. Coinciden esos años con la creación de las llamadas "Colonias" como la de Sant Pere en Artá o Sant Jordi en Campos y también con el nacimiento de Can Picafort (ver A la mar en carro (Bahía de Alcudia))
Reportaje de Guillermo Soler
La finalidad de esta entrada está en recoger el reportaje que Guillermo Soler Summers realizó sobre la desecación de la Albufera, titulado S'Albufera de Mallorca desecada por un inglés (La Almudaina, 27 de marzo de 2011) en que cuenta los varios planes que se hicieron y el que se llevó a cabo por Bateman, entre 1863 y 1871. La empresa de Bateman, antes de acabar el siglo, fue a la ruina, por lo que tuvo que vender las tierras a Gual de Torrella. A lo largo de décadas se intentaron diversas empresas, gusanos de seda, arroz, papel ... Todo lo va contando el reportaje hasta llegar a su declaración como Parque Natural.
Un buen reportaje que no se debe perder.
fabian | 07 Desembre, 2011 07:22
El Ayuntamiento de Palma ha publicado el Programa para estas fiestas de Navidad 2011.
fabian | 06 Desembre, 2011 17:11
Festivo, día de la Constitución. Día soleado y de temperatura agradable. Un largo paseo me limita el tiempo de uso del ordenador; pese a ello, conviene poner algo.
Hay artículos periodísticos y reportajes que conviene guardar. Afortunadamente, muchos artículos están on line y basta enlazarlos; otros artículos no tienen presencia en la Red y posiblemente se pierdan en el limbo de las hemerotecas. El caso de los artículos del suplemento La Almudaina del Diario de Mallorca es más extraño: están on line durante una semana, luego ya no hay forma de enlazarlos; la página "Suplementos" del periódico es siempre la misma, semana tras semana, por lo que los pdf que enlaza durante unos días ya no pueden ser enlazados posteriormente y esos suplementos, que posiblemente sigan en el ordenador, ya no están al alcance de los navegantes. Por eso es que, cuando hay algún artículo o reportaje interesante - lo que es subjetivo . conviene subirlo a Internet. Yo tengo unos pocos reportajes que iré subiendo en los próximos días.
El de hoy es un reportaje de Guillermo Soler titulado Los ojos electrónicos del Puig Major publicado el 15 de mayo de 2011 que cuenta la historia de la estación norteamericana de rádares ubicado en la cima de la isla como Red de Alerta y Control Aéreo.
Hacia 1955, la tranquilidad del Puig Major fue rota por la presencia de personal y excavadoras, bajo dirección de ingenieros militares norteamericanos, con la misión de abrir una carretera entre la base de la montaña y su cumbre. [...]
Conseguida una base de asentamiento amplia, se aplanó el terreno, iniciándose la instalaciones de la Estación de Alerta y Vigilancia número 7. Construido el asentamiento proyectado, quedan instalados los radares de vigilancia y altura AN-FPS 100 y AN-6, trasladados por piezas y montados, por técnicos de la US Air Force, en ocasiones bajo condiciones meterológicas adversas [...] La estación de radar pasa a ser operativa, con personal militar estadounidense, en julio de 1960. Con motivo de su viaje a Mallorca en mayo de ese año, la cual no visitaba desde 1947, el general Franco inauguró las instalaciones del Puig Major, subiendo en coche hasta su cumbre.
Hasta llegar al momento presente, el EVA 7, hoy Escuadrón de Vigilancia Aérea 7, ha pasado por diversas fases y circunstancias. Nada más comenzar oficialmente a controlar un amplio espacio del Mediterráneo Occidental, y por ende, una neurálgica zona del Flanco Sur de la OTAN, con unos cuatrocientos kilómetros de radio de acción, se inicia la preparación de personal del ejército del Aire español en esa materia. A finales de 1964, la operatividad de los equipos de aviso y control electrónico del espacio aéreo nacional pasa a responsabilidad española. Lo mismo sucede con edificios, instalaciones y equipos, tras firmarse la recepción del conjunto, en enero de 1965. Aunque la presencia militar norteamericana se reduce a un pequeño destacamento, no es hasta 1993, cuando desaparece dicha presencia militar, pasando, simultáneamente, a manos españolas la estación de comunicaciones troposféricas. Se dice que dicha estación fue de las primeras en captar la llegada del hombre a la Luna, el 21 de julio de 1969. Hito importante de esta unidad es el pase del sistema manual de control al automático, iniciado en 1970 y culminando en 1977, al integrarse los radares, ocultos por las conocidas popularmente en la isla ‘bolles del Puig Major’, en el programa Combat Grande I, basado en lo que en aquel momento era un nuevo sistema de defensa aérea. El dispositivo se centralizó en el Centro de Operaciones de sector del Ala de Alerta y Control ubicado en Torrejón de Ardoz. A partir de ese momento, toda la información que producen los radares de los Escuadrones de Vigilancia Aérea española, incluido el del Puig Major, se envían a la mencionada unidad madrileña.
Guillermo Soler: Los ojos electrónicos del Puig Major (La Almudaina, 15/05/2011)
Historias interesantes y datos que conviene conocer un poco y tener a mano. Posiblemente sólo la prensa cuente estas historias que, al no estar enlazables, conviene recogery guardar.
fabian | 05 Desembre, 2011 16:07
La expresión "Guía de forasteros" la desconocía hasta que encontré la Guía de forasteros en las islas Baleares (1851). Me extrañó el título "Guía de forasteros" por su imprecisión; no tanto el contenido que sería un "Quién es quién" actual.
Si se escribe "Guía de forasteros" en el buzón del Google aparecen multitud de Guías de forasteros, muchas de España, Madrid preferentemente, aunque también de otras provincias; pero también de muchos países de habla hispana. Perú, Cuba, etc. La de las Islas Baleares es sólo una más entre una gran cantidad que se impremieron en los siglos XVIII y XIX.
No he encontrado ningún texto que estudie la historia de este tipo de libros; alguna noticia aquí y allá. Y, sin embargo, parece que sí se han realizado estudios sobre ellos, especialmente en México y en Madrid. Parece que quien inició este tipo de libros fue un tal Antonio Liñán y Verdugo que, hacia 1620, publicó "Guía y avisos de forasteros", una serie de historias noveladas basadas en consejos de conducta y que pondera las virtudes del civismo (ver: La guia y avisos de Forasteros de Antonio Liñán y Verdugo y El filósofo de aldea de Baltasar Mateo Velázquez (1935) de J. A. Van Praag).
Pero me resulta dudoso que esos "Quién es quién" de los siglos XVIII y XIX tengan una procedencia tan temprana.
En el siglo XVIII, uno de los cartógrafos más afamados en España fue Tomás López y algunos de sus mapas y planos aparecieron publicados en las "Guía de forasteros" de Madrid. En el libro de Antonio López Gómez, Carmen Manso Porto, titulado Cartografía del siglo XVIII: Tomás López en la Real Academia de la Historia (Real Academia de la Historia, 2006), leo:
10. MAPAS DE TOMÁS LÓPEZ PUBLICADOS EN EL KALENDARIO MANUAL Y GUÍA DE FORASTEROS EN MADRID
LA GUÍA DE FORASTEROS
Este apartado del catálogo comprende doce mapas y planos de Tomás López, en pequeño formato, incluidos en el Kalendario manual y guia de forasteros en Madrid. Esta publicación anual fue fundada en 1722 por Luis Félix de Miraval y Spinola, quien ese mismo año recibió el titulo de marqués de Miraval, aunque el autor de la primera guia fue su secretario y contador Gaspar de Ezpeleta. En ella figuran las noticias del calendario, como el santoral, los días de gala de la Corte y las efemérides sobre las cortes europeas, además de los datos propios de una «guía de forasteros», que ofrece a sus lectores «los detalles de la organización política, las dependencias superiores del Gobierno y Administración del Estado» y «las señas de la habitación de cada funcionario». Se trata, pues, de un «librillo de faltriquera» que contiene «el inventario abreviado de la Monarquía y de sus instituciones administrativas». Con el paso de los años se fue ampliando su contenido. Desde 1774 le acompaña el Estado militar de España, con portada propía. Entre 1722 y 1734 se llamó Kalendario particular y desde 1735 hasta 1838 Kalendario manual [En 1818 se cambia la grafía: Calendario en lugar de Kalendario - de una Nota]
[...] La Biblioteca de la Real Academia de la Historia posee una colección del siglo XVIII (desde 1723) y otra de! siglo XIX. Gran parte de la primera fue adquirida por la Corporación en 1794. En efecto, en la junta académica de 13 de junio se presentó «una colección completa de Guías de forasteros, desde su origen hasta el año próximo pasado, por el precio de 160 reales de vellón», y se acordó «se tome sin pérdida de tiempo, despachándose el correspondiente libramiento y que se coloque en parage reservado en nuestra Biblioteca, sacándose cédula para el índice, con la nota de que faltan las del año 1727 y 1728. que se procurarán adquirir». En 19l2, Juan Pérez de Guzmán y Gallo estimaba esta colección como la más completa, pues faltaban las de los años 1722, 1726 y 1727.
Destacaba también las de la Real Biblioteca, Biblioteca Nacional, Biblioteca del Instituto de San Isidro, Biblioteca del Congreso de los Diputados y Biblioteca Municipal de Madrid. Carmen Lafuente Niño dio a conocer las de la Biblioteca Histórica Municipal y Hemeroteca Municipal. Mas recientemente, Francisco Aguilar Piñal hizo un estudio y catálogo de la colección del siglo XVIII, donde se citan los ejemplares conservados en esas y otras bibliotecas españolas.
Antonio López Gómez, Carmen Manso Porto: Cartografía del siglo XVIII: Tomás López en la Real Academia de la Historia, págs. 547 - 548
Así pues, las Guías de forasteros se fueron llenando de datos, informaciones, mapas, planos. Me resulta muy dudoso el que estas informaciones tuvieran como destinatario a "los forasteros", pese al título de las guías. El hecho está que su título se transformó a partir de 1873:
Título: Guía oficial de España
Datos de edición: Imprenta Nacional
Tipo de Documento: Prensa y Revistas
Materia: España - DirectoriosSubtitulado "anuario histórico, estadístico, administrativo", este directorio oficial da cuenta de la organización política y administrativa del país, siendo continuadora de la Guía de forasteros en Madrid (1838 - 1872), que a su vez lo era del Kalendario manual, que había empezado a publicarse en 1722. La primera edición con este título es bianual, correspondiendo a los años 1873 - 1874. Con las mismas características que su antecesora, cada edición supera generalmente el millar de páginas, y al final de cada una incluye un índice de materias, así como otro alfabético de los nombres que ocupan los diferentes cargos o títulos de las diversas instituciones, que llega a superar los dos centenares de páginas. Comienza con el calendario y otros datos, como pueden ser las ferias y mercados, incluye también reseñas históricas de los organismos e instituciones, ofrece la relación de las familias reinantes y jefaturas de los estados europeos, dedicando la mayor parte de sus páginas a la estructura organizativa del Estado español (casa real, cámaras legislativas, ministerios, cuerpo diplomático, diputaciones, ayuntamientos, administración de justicia, ejército, marina, etc.), de las instituciones de todo tipo (Banco de España, Casa de la Moneda, academias, museos, bibliotecas, centros de enseñanza, establecimientos, corporaciones, asociaciones, etc.), así como del estado de la nobleza y títulos nobiliarios. Asimismo ofrece datos estadísticos, demográficos, disposiciones vigentes, etc. Suele incluir al comienzo de cada una de ellas las litografías de los reyes de España y en alguna ocasión un mapa del país. En suma, representa una base documental para el conocimiento de la organización de la vida oficial española. Destaca el estudio que sobre la misma guía, que empieza a publicar a partir de la edición de 1912, realizado por Juan Pérez de Guzmán. Desde 1931 a 1934 no se publicó, editándose la de 1935, con la documentación básica administrativa y política de la II República Española. Como continuadora de esta guía se considera la publicación Grandezas y títulos del Reino, que a partir de 1956 comienza a editar el Ministerio de Justicia, una vez que se restablece en 1948 la legislación nobiliaria española que había quedado suspendida en 1931.
Ahora convendría saber cuántas "Guías de forasteros" se publicaron en las islas. En la Biblioteca Pública ya alguna de Madrid, mas ninguna hay de las Islas Baleares.
fabian | 01 Desembre, 2011 15:42
La Biblioteca Nacional de España cumple trescientos años y lo celebra con un lema: "300 años de la BNE. Es tuya" y toda una serie de actos desde el día 13 de este mes hasta diciembre del 2012.
"Es tuya", dice el lema y desde la lejanía siento que sí y que no. Que no porque Madrid está muy lejos y que sí porque desde esta bitácora he expuesto algunos de los contenidos que esa biblioteca contiene, ya mapas de Mallorca, ya alguna de sus exposiciones, lo que no me ha sido posible con bibliotecas más cercanas. Las distancias, cercanías o lejanías, ya no se pueden medir en kilómetros sino en alguna medida relacionada con la comunicación. Necesitaría un nuevo parámetro que midiera la comunicación y en ese parámetro entraría si tiene una web activa y, sobre todo, dinámica que no sólo anuncie, sino que ofrezca información mediante documentos varios, ya de texto, ya vídeos o, incluso mejor, en todos los lenguajes - texto y audiovisual - Y creo que la BNE está en el buen camino y, por tanto, aunque nunca haya atravesado el lindar de su puerta, sí es algo mía.
La institución cultural más antigua del país, fue fundada por Felipe V, quien quiso que los libros y las riquezas artísticas pasaran a disposición general pública para convertirse en instrumentos de renovación de la cultura nacional. El proyecto de fundación de la Biblioteca, preparado por el confesor del monarca y primer director Pedro Robinet, fue aprobado el 29 de diciembre de 1711. La que fuera “Real Librería” (Biblioteca Nacional en 1836), celebra hoy su Tricentenario en su espléndida madurez, con la mirada puesta siempre en el futuro.
Aquí mostramos la historia, sus grandes joyas, la compleja maquinaria que nunca se detiene al servicio de los sonidos, las imágenes y las palabras; pero por delante está la innovación, las nuevas tecnologías, la constante adaptación al tiempo que está por venir.
La conmemoración del Tricentenario de una de las más importantes bibliotecas nacionales del mundo requiere la implicación de toda la sociedad. Con la exposición La Biblioteca Nacional de España: 300 años haciendo historia, la Biblioteca no sólo abre sus puertas sino que sale al encuentro de los ciudadanos y así lo hará a lo largo de doce meses a través de congresos, conferencias, conciertos, exposiciones… El Tricentenario es un “acontecimiento de excepcional interés público” que dejará huella en la institución y en la sociedad española porque siempre han ido de la mano y porque la BNE, es tuya.
Yo creo que el camino que se abre a las bibliotecas (y a todas las entidades relacionadas con la cultura) aparece claro: conferencias grabadas y en YouTube, textos digitalizados - aunque debieran ir acompañados de explicaciones, artículos que lo traten, indicaciones de sus características y algún estudio sobre su circunstancia y efectos. Comunicación, información que traspasen las paredes, los límites del aquí y del ahora. Actualmente se puede, existen los medios, que la voluntad no falle.
Y es verdad que no sólo las instituciones han de ser copartícipes en esta ¿revolución? en que los contenidos de las bibliotecas (y de las instituciones culturales) pueden llegar hasta los ciudadanos, sino que también nosotros podemos hacernos nuestras las bibliotecas mediante la participación en estos medios tecnológicos hoy día disponibles, ya haciéndonos eco de las actividades, de los documentos que se ofrecen, participando mediante comentarios, etc. Es el camino para que las bibliotecas sean mías y nuestras.
Felicidades a la BNE y ojalá llegue a ser de todos.
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