fabian | 04 Agost, 2008 15:31
Nunca sabes qué puede ocurrir al abrir una ventana. Rutinas antiguas, no renovadas tras la jubilación, hacen que me levante temprano. Es entonces cuando llega el momento de abrir o cerrar la ventana: en los meses de oscuridad, abrir la ventana a la luz que aún no ha llegado; en los veraniegos la ventana está abierta y habrá que cerrarla tras la salida del sol.
Luz blanca sobre la ciudad
El amanecer es siempre un momento hermoso. Los primeros rayos aparecen en lontananza dirigiéndose muy por encima de los altos edificios al tiempo que una luz blanca ya permite ver el color de las fachadas vecinas. Es en esos momentos cuando grupos de aves abandonan la ciudad y vuelan hacia el norte; son grupos de pocos individuos, pero bastantes grupos. Parece como si tuvieran unas rutas, a modo de pasillos, por sobre los edificios; rutas algo alejadas de donde estoy.
Estos grupos de aves son síncronos con los ruidos de la ciudad: pasan los primeros grupos y oigo la moto que cada día abre el tráfico ciudadano. A medida que veo más grupos de aves, los ruidos me indican que pasan más vehículos. Los rayos solares planean en el cielo sin tocar aún las azoteas más altas. Luego se produce un silencio largo sólo roto alguna vez por algún vehículo conducido por alguien a quien se le han pegado las sábanas o que tal vez haya tenido alguna dificultad en casa: algún familiar enfermo ... vaya uno a saber ...
Mientras escribo estas líneas vuelvo a mirar el cielo, en verano la luz es cegadora y el espacio queda achatado bajo el fondo de un azul pálido sin nubes. Sólo en algún momento de alguno de estos días, unas canijas y blancas nubes aparecen a lo lejos, sin saber bien por dónde navegan, pero seguro que lejos, pues en los dibujos y fotografías de playas y mares siempre aparecen lejanas, en la profundidad del horizonte.
Amanecer del día 15 de julio de 2008
Hay días diferentes en los que las nubes juegan perspectivas y profundidades. Pero esos días están lejanos aún. El otoño dibuja el cielo que el verano presenta plano.
Abrir una ventana al amanecer o a la puesta del sol es siempre abrir una caja de hermosos colores. A veces los fotografío.
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