fabian | 05 Octubre, 2007 18:17
Tras la tormenta llega la calma y, ya con el cielo limpio, lo ocurrido parece un mal sueño, una pesadilla que, si se ha salido indemne, se tiende a borrarla de la memoria.
No es que la tierra no esté llena de señales marcadas en piedra por las aguas ya que por doquier aparecen puentes salvando las hondonadas de los torrentes. Quizás sea que los coches no nos dejan verlos. Ya en las alturas de la sierra, el tajo profundo del Torrent de Pareis, catedral de piedra y de agua, obra imposible que asombra a quienes piensan un poco en ella.
Hay recorridos - estoy pensando en la carretera que va desde Can Picafort a Capdepera o Artá - en que los torrentes, ya el de Son Bauló o el de na Borges o varios otros que desembocan en la bahía, presentan una amplia superficie. Para atravesarlos, la carretera desciende unos metros y, ya sobre un puente, atraviesa el pequeño hilillo de agua que pueda presentar tras una lluvia normal, hilillo centrado en un cauce mucho más amplio. No hace muchos años estos torrentes tiñeron de color tierra el mar de la bahía durante unos días creando, ya dentro del mar, una corriente de color chocolate. "Imposible", diría cualquier persona. Pero allá están sus cauces que nunca pudieron hacerse en un día indicándonos la fuerza del agua y, pese a darse el chaparrón en unos pocos minutos y no cada año, la constancia del fenómeno.
Su corona ya deshecha
triste el otoño deshoja
y hace que el campo recoja
su más tardía cosecha.
El ansia al fin satisfecha,
la fecundidad ya inerte,
en el aspecto se advierte
de esta avanzada estación,
que sugiere al corazón
los recuerdos de la muerte.[...]Tras anuncio prolongado,
al fin, como rey tremendo,
con furia avanza y estruendo
el temporal concitado.
Ruge el piélago encrespado,
y espumas lanzar intenta
a los riscos; se lamenta
el monte; aúlla el pinar,
que ondulante como el mar,
agítase en la tormenta.Ya la cerrazón profunda
en diluvio se derrama,
y el torrente que rebrama
las hondonadas inunda.
Del mar las iras secunda
esa rojiza corriente
que lleva en su espuma hirviente
troncos, aperos, ganado,
con que del mar no aplacado
los despojos acreciente.Roto al fin su mimbo aciago,
el aquilón ya se aleja,
que en estas orillas deja
señales de horrendo estrago.
El sol con tímido halago
serena ya el nuevo día;
mas no difunde alegría
sobre la tierra postrada
que si sonríe, es bañada
en grave melancolía.Miquel Costa i Llobera: En otoño con Costa i Llobera
Tormentas y torrentes de más que siglos, de milenios y, desmemoriados y confundidos, queremos creerlos fenómenos novedosos nunca vividos. Peor aún, fenómenos para los que nunca estamos preparados, que otoño tras otoño nos sorprenden sin haber hecho del todo los deberes. Creo que fue esta misma semana cuando oí por la radio que los torrentes de la isla, excepto los de Palma, estaban limpios ante las posibles lluvias. No han sido esta vez los torrentes sino parece ser los tornados (caps de fibló), pero los sitemas comunicativos han fallado una vez más: bloqueos telefónicos en momentos cruciales; ausencia de información a los ciudadanos cuando correspondía, sistema comunicativo del que los ciudadanos desconocemos sus canales.
Gracias a que las personas de los servicios de bomberos, policía, ambulancias salvan en gran parte la situación, pero el sistema completo de defensa y prevención de catástrofes falla principalmente en los sistemas comunicativos. Supongo que la prevención actualmente no puede precisar el momento, por lo que debiera tomarse un período relativamente amplio, pero no puede ocurrir que los teléfonos queden bloqueados ni que no haya un sistema establecido para informar a la población.
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