fabian | 02 Setembre, 2007 16:23
Palma, en el año 2006, entró a formar parte de la Red de Juderías de España. Cada primer domingo de septiembre celebran una jornada de la cultura judía y hoy aparecen en la prensa varios artículos relacionados con esta celebración. Transcribo a continuación el escrito de Bartomeu Bestard, Cronista Oficial de la Ciudad de Palma, titulado Los judíos conversos de Mallorca y que publica el Diario de Mallorca de hoy.
Crónica de antaño
Los judíos conversos de Mallorca
Hoy se celebra la VIII Jornada Europea de Cultura Judía. La idea de organizar estas jornadas nació en un congreso que tuvo lugar en París el año 1998. Con esta iniciativa se consiguió que se reunieran asociaciones, fundaciones, entidades? de diferentes puntos del viejo continente cuyo fin era preservar y dar a conocer el legado judío. Era la primera vez desde la finalización de la Segunda Guerra Mundial que se organizaba un evento de estas características. En ese congreso se decidió crear unas jornadas a nivel europeo dedicadas a la cultura judía. Se tomó como ejemplo una celebración local que se había organizado en Alsacia el año anterior. De esta manera, desde hace ocho años, cada primer domingo de septiembre se llevan a cabo en trescientas ciudades europeas más de mil actividades relacionadas con la cultura judía.
Palma, como ciudad miembro de la Red de Juderías de España, es una de las ciudades participantes en esta iniciativa. Este interés de Ciutat por el tema no es gratuito, pues la presencia del legado judío ha estado siempre presente en la sociedad isleña. Los judíos mallorquines están documentados en las Baleares ya en el siglo V. También sabemos que había una comunidad que pervivía en Medina Mayurqa, la cual sobrevivió a la reconquista de 1229. De hecho los judíos recibieron los favores de la monarquía mallorquina. Los problemas empezaron a surgir a finales del siglo XIV, cuando tuvo lugar el asalto a algunos barrios judíos de diferentes poblaciones de la Isla. Grupos de payeses entraban enfurecidos en los "calls" al grito de "baptisme o mort!", sembrando el terror entre las comunidades judías. Especialmente grave fue el asalto al Call de Ciutat de 1391, que tuvo tres consecuencias inmediatas: la conversión, provocada por el pánico, de muchos judíos al cristianismo; la segregación y la ignominia de los judíos supervivientes que perseveraron con su religión; y finalmente, el exilio de unos centenares de judíos mallorquines fuera de la Isla. Un ejemplo del desdén hacia esta comunidad fue la medida inquisitorial que les obligaba a llevar en un lugar visible de su ropa un distintivo para recordar su condición de hebreo. En cuanto a los conversos, es necesario advertir que fueron muchos los que siguieron manteniendo sus creencias, eso sí, ocultándolas al resto de la sociedad.
Las disposiciones del rey Fernando de Antequera no hicieron más que estrechar el cerco a los judíos. La fecha de 1435 indica la desaparición de la comunidad judía en Palma, debido al proceso judicial abierto a consecuencia de unas acusaciones a algunos hebreos de parodiar la Pasión de Jesucristo. Ello significó la desaparición de la sinagoga, sus objetos de culto, sus leyes... al menos oficialmente, porque un grupo importante de ellos se mantuvo fiel a sus creencias. Durante los siglos XV y XVI, se observan períodos de tolerancia y períodos más tensos, dependiendo en la mayoría de las veces de quien ocupase el cargo de inquisidor.
A finales del siglo XVI, la intolerancia de la sociedad mallorquina hacia los conversos se despertó e incrementó de forma considerable, llegando a provocar que en las ordenanzas gremiales se prohibiese el ingreso de personas conversas; o negando el derecho de estas a ocupar cargos públicos. Como se ha advertido, la actitud de algún inquisidor no ayudó a apaciguar los ánimos. Había la costumbre de colgar un "sambenito", o distintivo, a los condenados por el tribunal el día que se ejecutaba la sentencia. Posteriormente éste era depositado y expuesto en el convento de Santo Domingo para recordar la trasgresión, con el nombre y apellidos de la persona condenada. Así las cosas, en 1616, los antiguos "sambenitos" que habían sido colgados en 1488 se encontraban muy degradados, y los nombres que allí aparecían eran ininteligibles; y fue entonces cuando el inquisidor Juan Godoy ordenó su renovación. Estos nuevos "sambenitos" ayudaron a consolidar y concretar quince apellidos, que de hecho representaban los apellidos de las familias conversas que seguían formando un grupo compacto y endogámico, completamente impermeable al resto de la sociedad. La situación llegó a su punto más delicado durante los años 1678 y 1691. En 1678 fueron sorprendidos doscientos doce judíos conversos mallorquines en un huerto a las afueras de la ciudad. La Inquisición hacía tiempo que conocía las actividades que se realizaban en dicho lugar. Los historiadores achacan a la repentina actuación de la temida institución a causas económicas, pues a ese grupo de personas se les condenó a pagar una importante suma de dinero. De poco sirvieron las injustas represalias pues en 1691, muchos de esos conversos fueron condenados a muerte por reincidentes.
Siguiendo las consideraciones que hizo Lorenzo Pérez hace ya algunos años, pienso que los judíos condenados a muerte en 1691 eran católicos, «pero que juntaban una multitud de costumbres, de ritos, de tradiciones... que eran de origen judío, pero ya muy corrompidas». Los siglos XVIII, XIX y XX, se convirtieron en los siglos de la reivindicación de los judíos conversos mallorquines por conseguir un trato igual al de cualquier ciudadano de la Isla. La respuesta del resto de sus paisanos a esas reivindicaciones se redujo a hacerles la vida imposible. No ha sido la iniciativa generalizada de los mallorquines la causa de que esta injusticia haya desaparecido, sino que ha tenido que ser la Mallorca turística quien haya acabado con esta vergonzosa situación. Con homenajes como el de hoy, en que se inaugura una escultura con la efigie de uno de los judíos más insignes de nuestra Isla, Jafuda Cresques, Palma, poco a poco, se va reconciliando con su pasado más incómodo.
Bartomeu Bestard, Cronista Oficial de la Ciudad de Palma: Los judíos conversos de Mallorca
Enlaces:
Red de Juderías de España
ARCA: Premsa i patrimoni (tag: llegat jueu)
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