fabian | 31 Maig, 2007 13:56
Hay cierta polémica sobre dónde debiera situarse la Feria del Libro. Este año la han colocado en la entrada al Parque de las Estaciones junto a la Plaza de España; así que, aprovechando unos minutos en estos días que paso guardando en la clínica a un familiar, acudí a tan excesivamente soleada explanada en busca de algún libro.
Acudo con cierta frecuencia a las librerías, pero hace pocos años me di cuenta de que la Feria del Libro no me la podía perder porque en ella exponen las instituciones oficiales: el Ayuntamiento, el Consell de Mallorca y el Govern Balear, cuyas publicaciones y libros son para mí un misterio pues no sé dónde encontrar - salvo en esta feria anual - algún catálogo, ni cómo conseguir sus publicaciones. Suelen ser bastante buenas, aunque, ya digo, son sobre todo misteriosas y sorpresivas.
Soleada (en exceso) Feria del Libro 2007
En la tienda del Consell de Mallorca encontré el libro El jardí botànic de la Misericòrdia de Palma, del año 2005 del que recuerdo leí en el periódico su presentación, pero que nunca vi en ninguna librería. Se trata de una investigación realizada por la profesora universitaria Júlia Roman Quetgles en relación a la propuesta que se inició pero que nunca se llevó a efecto de un jardín botánico en Palma y del que sólo nos ha quedado un pequeño espacio sobre el que se levanta uno de los pocos árboles singulares de Palma, un gran y hermoso ficus que da sombra a una recoleta plaza. También nos ha quedado de ese proyecto el nombre de una calle, petulantemente llamada "Calle del Jardín Botánico"; es decir, sin jardín pero con letrero.
Ojalá también haya quedado el análisis de un fracaso en este tiempo en que se vuelve a hablar sobre la posibilidad de un jardín botánico en Palma
El segundo libro lo compré en la caseta del Ayuntamiento y se titula: Palma, història del tramvia elèctric, un bellísimo libro, en texto e ilustraciones, de Jordi Bibiloni Rotger publicado en el año 2002. Yo conocí de niño los tranvías de Palma y monté en ellos. Incluso, en los viajes hacia la Bonanova y Génova, como cualquier pasajero hábil, bajaba del tranvía en la cuesta y vueltas cercanas a Can Barbarà, junto al torrente, y lo empujábamos hasta pasada la segunda curva puesto que en aquellos años la corriente eléctrica no era muy potente y el tranvía no podía por sí mismo subir la cuesta. Como dice el autor del libro, era usual el dicho de que "quien tenga prisa que vaya a pie". Lo que ya no vi fue lo de una burra que lo ayudaba a subir en la cuesta de Conquistador.
Dos libros que me parecen interesantes y de cuyos contenidos posiblemente trate en esta bitácora.
También había otros libros que, si mi bolsillo de jubilado fuera un poco más amplio, hubiera comprado. Pero, bueno, pese a saber que es muy posible que no tenga posibilidad de volverme a encontrar con ellos ya que estos libros de las instituciones son harto misteriosos, aparecen y desaparecen sin conocer yo la causa y sin saber nunca dónde encontrarlos - las veces que lo he intentado me han enviado de la ceca a la meca encontrándome en ésta con que no sabían nada sobre el tema -, motivo por el que, cuando encuentro un libro que me interesa editado por alguna institución, procuro comprarlo al instante sin perder la oportunidad de no volver a encontrarlo.
Termino pues ya no tengo más tiempo: estoy pasando una temporada en que no tengo suficiente tiempo para dedicarle a esta bitácora.
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