fabian | 28 Març, 2007 16:54
Cuando ya hacía un año que escribía en una bitácora se me ocurrió llevar a un grupo de alumnos al aula de informática donde realizaron, con otra bitácora, un trabajo escolar. De esto hace tres años.
Yo entonces, que ya manejaba imágenes e incluso sonidos y archivos flash, me daba cuenta de que la concepción dominante entre el profesorado era la ecuación "ordenador = máquina de escribir". No lo decía, claro, puesto que me daba cuenta que yo sería un ciego conduciendo a otros ciegos. Así que las actividades en el aula de informática eran una iniciación a los rudimentos de uso: utilizar las etiquetas básicas del HTML: párrafo, imagen y enlace. Me hubiera gustado poder trabajar un poco con la imagen en relación a su dimensionado, pero los factótums de la informática escolar no creían que fuera importante el uso de imágenes (recordar la ecuación).
Al principio, la madriguera del conejo se extendía en línea recta como un túnel, y después torció bruscamente hacia abajo, tan bruscamente que Alicia no tuvo siquiera tiempo de pensar en detenerse y se encontró cayendo por lo que parecía un pozo muy profundo.
O el pozo era en verdad profundo, o ella caía muy despacio, porque Alicia, mientras descendía, tuvo tiempo sobrado para mirar a su alrededor y para preguntarse qué iba a suceder después.[...]
«¡Vaya! », pensó Alicia. «¡Después de una caída como ésta, rodar por las escaleras me parecerá algo sin importancia! ¡Qué valiente me encontrarán todos! ¡Ni siquiera lloraría, aunque me cayera del tejado!» (Y era verdad.)Abajo, abajo, abajo. ¿No acabaría nunca de caer?
- Me gustaría saber cuántas millas he descendido ya - dijo en voz alta -.
Tengo que estar bastante cerca del centro de la tierra. Veamos: creo que está a cuatro mil millas de profundidad ...Como veis, Alicia había aprendido algunas cosas de éstas en las clases de la escuela, y aunque no era un momento muy oportuno para presumir de sus conocimientos, ya que no había nadie allí que pudiera escucharla, le pareció que repetirlo le servía de repaso.
- Sí, ésta debe de ser la distancia... pero me pregunto a qué latitud o longitud habré llegado.Alicia no tenía la menor idea de lo que era la latitud, ni tampoco la longitud, pero le pareció bien decir unas palabras tan bonitas e impresionantes. Enseguida volvió a empezar.
- ¡A lo mejor caigo a través de toda la tierra! ¡Qué divertido sería salir donde vive esta gente que anda cabeza abajo! Los antipáticos, creo... (Ahora Alicia se alegró de que no hubiera nadie escuchando, porque esta palabra no le sonaba del todo bien.) Pero entonces tendré que preguntarles el nombre del país. Por favor, señora, ¿estamos en Nueva Zelanda o en Australia?Y mientras decía estas palabras, ensayó una reverencia. [...]
El hecho está en que entonces al texto digital se le llamaba hipertexto y un libro que leí - de final de los años noventa - sobre el asunto incidía mucho sobre la importancia de los enlaces - hiperenlaces. Así que cuando un alumno terminaba un artículo en la bitácora, dejando aparte la ortografía, yo le preguntaba sobre la diferencia que tendría ese texto escrito si lo hubiera hecho en papel. La primera vez no se dieron cuenta, pero pronto me cazaron de que les estaba exigiendo que pusieran algún enlace - perdón, hiperenlace -.
Hoy, leyendo a Alicia y a otra misteriosa Alicia, me he acordado del asunto y me he dado cuenta de que no he leído nada sobre ello en los últimos tiempos y de que ya no suelo ni oír ni leer las palabras hipertexto ni hiperenlace.
No sé si es que esos temas de la deconstrucción, del postexto, del hipertexto y de las narrativas personales han pasado de moda o que yo me muevo por otras sendas. Pero yo aún me pregunto: "Y si este texto lo hubiera escrito sobre papel, ¿qué diferencia habría?"
Nota: No puedo hablar sobre la otra misteriosa Alicia puesto que tiene copyright
fabian | 28 Març, 2007 05:28
El Diari de l'Escola (pdf) de hoy publica la décimo nona ficha de la serie Gegants de Mallorca que realiza Pau Tomàs Ramis. En ella aparecen na Maria dels Angels y en Marc, los gigantes de Sineu.
Els gegants de Sineu
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