fabian | 11 Desembre, 2006 21:37
Con extremada parsimonia abro hoy la administración de esta bitácora para rellenar cuatro líneas. Lento y perezoso en el hacer y más en el pensar ya que hoy no he conseguido ninguna idea que me atraiga.
Fue en los años setenta cuando en España se empezaron a tocar en las escuelas unas flautas de plástico. Eran una producción en resinas de las llamadas "flautas dulces" (en España) o "flautas de pico", instrumentos barrocos y renacentistas que desaparecieron del conocimiento humano durante 150 años. Fue un luthier francés quien descubrió en su antiguo almacén una y tuvo la curiosidad de preguntarse qué instrumento era. Años después se iban descubriendo en palacios y casas señoriales de toda Europa instrumentos como aquél y los músicos se sorprendieron de su variedad ya que las había afinadas en varios tonos. Luego, en los años 20 Carl Orff, el compositor de Carmina Burriana, la incluyó en su método de enseñanza musical que se universalizó.
Con los instrumentos del barroco: clavecín, órgano, laúdes, violas da gamba, etc. se fueron descubriendo también otros más antiguos: los renacentistas, pese a que entonces la música era preferentemente vocal. La música renacentista tuvo gran importancia en España, aunque también en el resto de Europa. Pero España era en aquel momento, con Carlos I y Felipe II, un centro cultural que se tenía muy en cuenta.
Uno de los instrumentos que se han encontrado de aquel entonces son las vihuelas, que en la Península sustituyeron a los laúdes y que, con posterioridad, se convertirían en las actuales guitarras.
"Dimoni" de Vicenç Alberola, 2006
Pero yo no quería centrarme tanto en el instrumento como en la obra de un músico que se llamó Luys Milan (1500 - 1561), valenciano, quien publicó el primer libro para este instrumento en 1536, titulado Libro de música de vihuela de mano intitulado El Maestro y que es conocido por sus dos últimas palabras.
Poco después habría otros músicos a quienes conocemos por sus composiciones para este instrumento, generalmente acompañando a la voz o bien como solistas, tales como Luis de Narváez (1538), Alonso Mudarra (1546) y otros.
Pero quienes estudiaban música podían enterarse en algún manual de la existencia de las vihuelas y las composiciones a ellas dedicadas y sólo eran palabras ya que no se daban conciertos con ese instrumento ni había grabaciones. Por ello se dice que son instrumentos de un doble renacimiento. El de su época fue el primero y cuando, ya a finales del siglo XX, algún músico lo recogió, traspuso a sonidos esa composiciones y las grabó.
Con todo, este segundo renacimiento ha sido largo y laborioso ya que, como ocurrió con las Pasiones de Bach, desde que fueron tocadas por Mendelsson o Casal, como si fueran obras románticas, a principios del siglo XX, han pasado décadas en las que se ha reflexionado y analizado y se han probado formas interpretativas que nos acercaran a la manera de interpretar de esos siglos lejanos con los instrumentos originales.
Un paso importante fue tener en cuenta los locales donde estas músicas sonaban ya que son instrumentos de sonido débil, poco potente, y de materiales que actualmente nos parecen muy frágiles y de origen animal, tales como cerdas y tripas.
A los sones de estas pavanas y danzas me ha pasado gran parte de la tarde y, llegada la hora de escribir, no he encontrado otro tema.
fabian | 11 Desembre, 2006 10:06
Fuente: BOIB núm 166 / 2006
Fecha publicación: 23 / 11 / 2006
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