fabian | 02 Octubre, 2005 17:41
Ayer, día 1 de octubre, la tarde era apacible, así que tomamos coche y nos acercamos a la bahía de Pollença, al norte de la isla. La carretera bordea la costa junto a la playa. El sol, agradable aún, invitaba a echarse sobre la arena que, aunque no tanto como en verano, estaba ocupada por bastantes personas.
Paseo delicioso. ¡Cuán lejanos parecen los problemas e intrigas del mundo! ¿Existen guerras? Seguro, pero ahora no interesan para alcanzar el poder. Hace muchos años que he pasado por estos parajes, pero últimamente me parecen diferentes. Siempre han existido estos pequeños rincones de arena. Llegamos hasta un pequeño hotel que se llama "Sis pins" porque a su entrada había seis altos pinos. Han desaparecido, aunque queda el hotel con el nombre que los recordará y que, a la vez, perderá su sentido. Vida y muerte, nacer y morir, aparecer y desaparecer ... Son términos que parecen opuestos pero que yacen en la misma unidad. No es posible el uno sin el otro.
Leo en La telaraña: El pensamiento siempre se disfraza con pétalos, rojos y azules. El pensamiento siempre queda lejos, muy lejos, de la vida y de la realidad, pero nos es imprescindible (?) intentar comprender, pese a que el pensamiento generado no puede abarcar la complejidad de lo real. Todo lo más llegamos a un pequeño trocito de ella. Pequeño y desgajado.
Llueve por la noche. A lo largo del día las nubes descargan a ratos sus densidades en forma de agua. ¿Qué habrá pasado con esas figuras en la arena? La lluvia las habrá deshecho a la vez que habrá atravesado las arenas que la separan del mar. Camino corto y rápido: del cielo a la mar, pero con una labor purificadora sobre las arenas, que quedarán limpias y esponjosas. Unos versos hallados a través de la bitácora citada me invitan a pensar en algo más que el nacer y morir individualizado. Hay un sucesivo nacer y morir, una cadena que se alarga, de igual manera que el agua tiene su ciclo, indefinido, del día a día y del siglo a siglo:
Ritual
Del hierro la mansedumbre
y del amarillo la pureza
del hombre justo;
qué alquimia en el pensamiento
para que derrame el ser su inocencia
en la renovación periódica del mundo
y se dé así la siembra:
todo sacrificio es esa pérdida
cuyo dolor compartido
nos merece al fin el acto creativo
como un cambio de moneda.
De lo perdido nos hacemos.
Somos la sangre de otros
por el rito renovada
y recogida en el albero.Fuente: Javier Jover
El pensamiento, revestido de pétalos azules y rojos, alcanza esos tempos superiores a nuestras cortas vidas y, al hablar de vida y muerte o de lluvia y mar, alcanza nuevas lindes e introduce la palabra renovación: De lo perdido nos hacemos. / Somos la sangre de otros / por el rito renovada. Palabras bellas y pensamiento profundo las de este escritor mallorquín.
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